Quizás a muchas personas les cuesta creer en el amor a primera vista, pero cómo creer si posiblemente no les ha pasado. Dicen que para hablar y contar verdaderas historias se tiene que partir desde la experiencia, y vaya que la protagonista de nuestra historia tiene muchas cosas que contar.
Es a partir de la experiencia lo que determina tu vida.
Kelli Webber de Graham, Washinton, estaba trabajando en una clínica oncológica cuando de repente y sin previo aviso se enamoró de uno de sus pacientes.
Jhon, el afortunado que se robó el corazón la joven enfermera. Todo comenzó a principios del 2014, recientemente a John le habían diagnosticado melanoma metastásico y requería tratamiento prioritario.
No piensen que se trata de una esas historias como las de las series televisivas, Kelli se aseguró de que la relación paciente-cuidador fuera profesional y segura.
Un amor que surgió después de una mirada correspondida.
Cuando fue llamado para realizarle un estudio médico Kelli no pudo evitar fijarse los ojos brillantes de su paciente, en la hermosa sonrisa que brotaba de sus labios a pesar de la difícil dificultad por la que estaba pasando. Inmediatamente ella sintió que era alguien muy especial y decidió apostar por ello.
Cuando el corazón habla la razón se hace a un lado.
La vida amorosa de Kelli no siempre se presentó como un cuento de hadas, antes de conocer a John estaba casada, era una relación tóxica en la que ella intentaba convencerse de que todo en su vida estaba bien.
Sin embargo, todos en algún momento de la vida tenemos un espacio de reflexión y amor propio y el de Kelli llegó para indicarle que el divorcio era la mejor opción.
Cuando algo te perjudica es mejor romper por lo sano.
Convencida de lo que había hecho decidió emprender una nueva vida, se mudó y creó un perfil de citas en línea en el 2015. Un día cuando estaba preparando el desayuno apareció un nuevo perfil en su pantalla y para su sorpresa era John W. Allí estaba una vez más esa sonrisa conquistadora.
Una sonrisa vale más que mil palabras.
La primera cita fue inevitable, el amor pareció sorprenderlos a ambos, vino un segundo, un tercero y muchos encuentros más. Hacían cualquier cosa para pasar tiempo juntos. ¿Recuerdas cuando hacías cualquier cosa por esa persona especial? Tanto Kelli como John sabía que estaban pasando por algo único así que decidieron vivir el momento.
Son las pequeñas cosas las que hacen la diferencia.
Seguramente estas pesando que John se libró del cáncer y como los cuentos de hadas vivieron felices para siempre. Lo que olvidamos es que la realidad supera por mucho a la ficción y toca hacerle frente para superar grandes adversidades.
Al principio diagnosticaron a John libre de la enfermedad, las tomografías computarizadas que le realizaron no mostraban evidencias del cáncer. Sin embargo, pequeñas células cancerosas microscópicas todavía recorrían su cuerpo.
El cáncer es una batalla que muchas personas tienen que enfrentar.
A los seis de meses de relación descubrieron que el cáncer había regresado, a John le recomendaron seguir con el tratamiento de inmunoterapia de por vida, afortunadamente era un tratamiento que no dejaba graves efectos y les permitió vivir un año de plena felicidad. Compraron una casa y realizaban diferentes actividades que los unían más como pareja.
Parecían tener una vida perfecta, salvo que la salud de John era como un reloj de arena.
Kelli y John sentían un amor tan puro y sano que solo quienes aman con el corazón, sin posturas raras ni apariencias engañosas sabrán que cuando te acuestas al lado de esa persona especial los obstáculos parecen diminutos y fáciles de atravesar. Pero algo en ellos les indicaba que era demasiado bueno para ser verdad.
El cáncer una realidad que trastoca el alma.
El cáncer de John había regresado, comenzó un nuevo tratamiento y la experiencia de Kelli hizo que la estadía en el hospital no fuera tan dolorosa, sentían que el final cada vez parecía estar más cerca.
A pesar de todo, la pareja sabía que su amor era tan fuerte que no podían estar separados. Sin perder más tiempo, la joven enfermera decide proponerle matrimonio al valiente John.
El 8 de octubre del 2017 se casaron en el patio de su casa en Monte Rainer.
En el 2018 le realizaron una cirugía mayor que duró cinco horas, consideraron la intervención como todo un éxito y lo diagnosticaron libre de cáncer, una felicidad que duró poco porque a los meses el cáncer estaba de vuelta.
Y esta vez invadió de manera agresiva todo el cuerpo de John. Decidieron viajar a Portland para inscribirse en un ensayo clínico, las ganas de vivir de John motivaban a cualquiera, un día mientras estaban acurrucados en la cama le comentó a Kelli:
“Quiero que este sea nuestro cuento de hadas. Nuestro feliz para siempre. Tengo que vencer esto. Para ti, para nosotros”.
A pesar de todo Kelli sabía en el fondo de su corazón que el tratamiento no estaba funcionando. John había perdido 10 kilos y estaba muy débil, así que Kelli lo alimentó, bañó, e hizo todo lo posible para hacerlo sentir amado y especial, más de lo que su corazón podía expresar.
Con el corazón arrugado sabía que pronto lo inevitable pasaría.
John era un hombre con determinación, su optimismo era más grande que sus palabras, a los 18 años tuvo parálisis de la cintura para abajo en un accidente de snowboard y le dijeron que nunca volvería a caminar.
Pero fue en contra de la ciencia y logró caminar. Así que estaba determinado a vencer el cáncer. Sin embargo, esta vez su realidad fue aún más fuerte, ambos sabían que ese era el final pero no lo admitían uno al otro.
Solo querían proteger los corazones de los demás.
El 17 de junio John entró en coma. Kelli se quedó sola con él en la habitación hablándole cerca de su oído, sintiendo latir su corazón, agradeciéndole por ser roca cuando ella parecía ser un algodón en diversas circunstancias. Mientras descansaban en silencio John vio la luz y se deslizó suavemente a la eternidad a las 11:15 pm.
Los valientes como John tienen un lugar especial en el cielo.
Han pasado 10 meses desde que Kelli tuvo que despedirse de John. Intenta realizar todos los planes que había hecho con el hombre que cautivó su mirada en una sala de hospital.
Kelli nos ha demostrado que para amar no existen límites ni barreras. Solo es cuestión de tiempo para encontrar a la persona ideal y vivir plenamente sin planes en el lugar y momento indicado.
Vale la pena compartir una historia de amor verdadero como esta, no te vayas sin hacerlo.