Dedicarse a lo que uno realmente ama es sin duda un asunto que no tiene precio. Solo por eso, estamos seguros que más de una persona deja de lado el exceso de trabajo con tal de entregarse a esa profesión que eligieron para toda la vida. Además, hay que considerar que algunos empleos necesitan realmente mucha pasión para saber sobrellevarlos, muchos de ellos son sin dudas los referentes al área de la salud.
Médicos y enfermeros deben conocer muy bien lo que significa tener vocación antes de involucrarse en la carrera, más aun en los momentos actuales que se viven en el mundo. El COVID-19 le ha dado mucho qué hacer a estos profesionales, a los que no se les puede catalogar de manera diferente a la de los verdaderos héroes.
Al menos así lo piensa la señora Tânia Aparecida Fernandes, una mujer de 50 años de edad que pudo haber perdido la vida de no ser por el equipo de primera categoría que la atendió en el hospital. Lo que esta mujer de Cachoeiro de Itapemirim en el estado Espírito Santo, Brasil, jamás imaginó fue que entre esas personas se encontraba su hijo.
El enfermero Ercílio Felix das Neves Neto logró abrazar nuevamente a su madre después de ver cómo se le iba la vida ante sus ojos. Él joven junto al equipo médico del Hospital Francisco de Assis Materno Infantil (Hifa), lograron salvarla.
Tânia Aparecida pasó varias semanas ingresada en el hospital y específicamente 20 días intubada en la unidad de cuidados intensivos. Su estado era grave, pero sin duda los médicos hicieron un gran trabajo y Ercílio lo agradece con su alma.
“Lo que hizo el equipo de HIFA por mi madre no tiene precio, tengo una eterna gratitud por todos y estoy muy orgulloso de ser parte de este equipo”, dijo el enfermero.
El joven estuvo al cuidado de Tânia los primeros días pero cuando empeoró, los médicos prefirieron que él no participara en los cuidados porque se podía ver muy afectado por la situación.
Aunque durante 20 días no estuvo precisamente a su lado, Ercílio seguía pendiente de los cuidados de su madre y logró participar en la mejor parte: la extubación.
“La doctora me gritó en el pasillo y me asusté, estaba en la habitación de mi madre. Cuando llegué, mi mamá tenía los ojos abiertos, lista para ser extubada, y me dijeron: ‘Aprovecha, este es tu momento, puedes quitarle el tubo’, Participé en todo el proceso de extubación y cuando me quitaron el tubo, fui yo quien lo quitó”, dijo el enfermero.
Aunque el joven relate los acontecimientos una y otra vez continúa sintiendo la misma emoción de ese primer día. No cabe duda que ver a tu madre al borde de la muerte es una cuestión muy difícil, así que la alegría no se podría contener al verla de nuevo de regreso a la vida.
Aunque el COVID-19 ha arruinado a muchas familias, no pudo con esta hermosa relación. Comparte esta enternecedora historia y ayúdanos a multiplicar la esperanza alrededor del mundo. ¡Juntos venceremos esta enfermedad!