El Holocausto es un episodio trágico en la historia de la humanidad. Aproximadamente, 6 millones de personas murieron en los campos nazis y esta cifra es una deuda moral que la sociedad tiene consigo misma.
Los pocos sobrevivientes aún recuerdan el amargo sabor de los campos de concentración, muchos han hablado sobre ello, mientras que otros deciden guardar silencio al respecto.
Pero el holocausto debe ser contado y esta mujer de 95 años tiene un objeto muy particular que le recuerda su historia de salvación.
Cada Pascua Helena Weinrauch saca de su armario un suéter azul que ha utilizado desde la celebración de su primer seder, después de su liberación y haber sobrevivido a un campo de concentración nazi. Este abrigo cuenta su historia de persecución, supervivencia y amistad.
Helena era apenas una joven de 16 años cuando, en 1940, fue detenida y separada de su familia por la policía secreta de la Alemania nazi. En el momento de la detención, ella estaba trabajando al lado de otras 300 familias judías.
Helena no supo más nunca nada sobre sus padres, ni sobre su hermana. Adolescente y polaca, fue detenida por la Gestapo pero logró escapar a Cracovia. Su jefe la ayudó a falsificar una identidad y hacerse pasar por alemana.
«[Helena] se encontraba bailando nerviosa en los brazos de un oficial nazi, un baile que más tarde le salvaría la vida. Pero su disfraz alemán no duró mucho. Una mañana, apresurándose por una calle fue reconocida por un ex compañero de clase que la entregó a la Gestapo”, escribió Gail Dubov, escritora.
Después de ser descubierta y entregada por segunda vez, Helena estaba parada entre un pelotón de fusilamiento, lista para morir, cuando el oficial con el que había bailado la reconoció.
El hombre la sacó del pelotón, esa pieza de baile le había salvado la vida. Sin embargo, el oficial humillado por el engaño decidió un castigo peor, un campo de concentración.
El hombre le dio a Helena un castigo que consideró peor que la muerte, la mujer fue enviada a Auschwitz.
Este fue el complejo más grande de campos de concentración y exterminio, alrededor de 70.000 judíos murieron en este lugar.
Una parada previa a Auschwitz puso a Helena nuevamente en un pelotón, a punto de morir. En esta ocasión la salvó un oficial judío, a cuya hermana, Helena había salvado.
Después de esto, la mujer sobrevivió a una dura marcha de más de 800 kilómetros bajo el moledor invierno.
La Sra. Weinrauch sobrevivió a los terrores del antiguo campo de Bergen-Belsen, hasta que el ejército británico lo liberó en 1945.
En ese momento, Helena pesaba menos de 27 kilogramos. Su cuerpo escuálido y famélico fue encontrado desnudo entre un montón de cadáveres, pero un oficial británico notó que aún estaba caliente y la rescató.
Helena fue puesta en un barco en dirección a Suecia. La mujer fue atendida en el hospital de Sigtuna, donde pasó tiempo recuperándose.
En ese lugar, el suéter azul entró a la vida de esta sobreviviente para quedarse al menos por 75 años junto a ella.
Durante los meses de recuperación, Helena conoció a Ann Rothman, una joven sobreviviente de Auschwitz. La chica tejió la prenda de forma especial y pidió a Helena que lo usara para el séder de Pésaj, el ritual festivo que los judíos celebran durante la primera noche de Pésaj (Pascua judía).
«No tenemos familia, no tenemos hogar, no tenemos dinero, pero podemos celebrar la Pascua y honrar a nuestras familias», le dijo Ann.
Después de haber perdido a sus padres y demás familiares en el holocausto, las dos mujeres se encontraron para ser amigas para toda la vida. Helena ha conservado intacta la amistad, así como el apreciado regalo.
«Me quedé con el suéter todos estos años porque me trajo recuerdos conmovedores de mi pasado», dijo Helena.
La vida de esta mujer ha estado marcada por la pérdida y el dolor. Además de todo el calvario padecido en el holocausto, Helena perdió a su única hija, Arlene, en la década de los 90, a causa de un cáncer de mama, y en el 2016 murió su esposo, Joseph.
La historia detrás del suéter de Helena Weinrauch fue contada por la escritora Gail Dubov en una publicación en las redes sociales. Ambas mujeres se conocieron por una amistad común durante una fiesta, quien sugirió relatar la vida de Helena. Rápidamente, la publicación alcanzó más de 50.000 compartidos.
La Sra. Weinrauch ha quedado sin ningún familiar en este mundo pero el baile ha sido su salvación. No sólo la rescató de la muerte en el pelotón de fusilamiento, sino que en él Helena ha encontrado un objetivo para su vida.
Actualmente, esta mujer vive en el Upper West Side de Nueva York, y en una ocasión llegó a su correo un folleto de baile, en él la polaca vio impreso su sueño de adolescente: ser una bailarina.
Ahora, Helena es veterana en baile de salón y también es voluntaria para ayudar a personas invidentes. De igual forma, da conferencias en las escuelas sobre el odio y la intolerancia. Sin duda, un alma generosa que no se ha dejado quebrar en medio de tanto dolor.
Antes de irte comparte esta nota y déjales conocer a tus amigos la dura y emotiva historia de Helena Weinrauch.