Los accidentes transforman la vida no sólo de las personas implicadas sino de toda la familia. Un día común puede terminar con el inicio de una trágica pesadilla. Sin embargo, hay corazones valientes que le hacen frente al destino y luchan por vivir mientras superan las más duras adversidades.
Al igual que el pequeño, la abuela de Mateo sufrió quemaduras en el 90% de su cuerpo pero desafortunadamente la mujer no resistió las lesiones y falleció en un centro de salud después del accidente.
El mismo día en el que su abuela falleció, Mateo fue trasladado a los Estados Unidos para recibir ayuda médica. Todo gracias a la intervención de una fundación y a la perseverancia de su padre, quien se negaba a aceptar las pocas probabilidades de vida que los médicos mexicanos pronosticaban para el pequeño.
En la actualidad, Mateo vive en una humilde casa en Michoacán, México, con su padre y otros familiares. Allí se despierta y recibe los cuidados de su progenitor, quien explica que la dieta del niño se basa principalmente en malteadas y sopas. Básicamente una dieta líquida constituida por costosos complementos alimenticios y complejos de vitaminas.
Jesús Salinas es el padre de Mateo, quien todavía recuerda el día en el que recibió la fatídica llamada informándole del accidente. Este relata que al llegar al lugar sólo pudo ver el auto completamente quemado y en la ambulancia a su pequeño hijo con las heridas abiertas en todo su cuerpo.
El padre de Mateo sigue luchando por darle una mejor vida a su hijo y confiesa que después del accidente lo más difícil fue el día en que al niño le amputaron sus orejitas, los dedos de sus manos y su nariz. Sin embargo, ha logrado sobreponerse gracias al espíritu y la fortaleza que le brinda el pequeño Mateo. El gran guerrero se ha convertido en el mejor ejemplo de vida de su padre.
“Mateo es un niño que a simple vista te roba el corazón. Es un niño alegre, a pesar de sus quemaduras, de sus cicatrices y de todo. Es un niño juguetón, cariñoso, bromista sobre todo”. Dice Jesús E. Salinas.
Ahora, el pequeño Mateo vive con las cicatrices lacerantes de la tragedia pero con la fortaleza de un gran guerrero. Su condición implica unos grandes gastos para su familia y necesitan de corazones generosos que colaboren en su recuperación, pues al niño aún le esperan varias intervenciones quirúrgicas.
En caso de querer contribuir para mejorar la calidad de vida del pequeño puedes comunicarte con su padre Jesús en su celular +52 1 352 115 0230.De igual manera, puedes realizar una contribución a su cuenta bancaria con código Swift BCMRMXMMPYM, CLABE ABA FW121000358, cuenta 012496015625482166, o a su cuenta paypal.
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