Tal parece que las escuelas uruguayas son escenario de muchas historias, algunas desgarradoras. Sin embargo, como veremos a continuación, también son un espacio donde convergen seres luminosos que con su ejemplo y dedicación garantizan la salud y el bienestar de los más pequeños.
Es el caso de Federica, una aguerrida maestra que lleva casi veinte años batallando contra cualquier injusticia, armada tan solo con una tiza y un corazón gigantesco.
Hace tres años a Alejo, uno de sus queridos alumnos, le fue diagnosticado un tipo de cáncer muy agresivo que obligó al niño a perder todo un año de clases debido a su tratamiento oncológico.
No obstante, luego de un año Alejo pudo regresar a su colegio y, tanto compañeros de clase como maestros celebraban el fin de la batalla contra esta terrible enfermedad.
Pero a comienzos de 2019, estudios posteriores sorprendieron ingratamente a los padres y maestros de Alejo. La enfermedad había regresado con más vigor. No había nada que se pudiera hacer. Alejo moriría irremediablemente.
“Pedí auxilio por todos lados. Alejo va a morir a causa de ese cáncer. Está en su casa, junto a su mamá. No va a la escuela desde mayo. Recibe a diario una visita de un médico y un psicólogo”, aseguró la compungida maestra.
En medio de tanta tristeza, un buen día Federica decidió armarse de coraje para poder ayudar a los compañeros de Alejo a recibir la dura noticia.
Para ello se asesoró con psicólogos y recurrió a varias librerías de la ciudad en busca de textos y lecturas para compartir con sus alumnos cuando suceda lo inevitable.
En su página web, Ana Llenas comparte recursos lúdicos para explicar el «vacío» a niños, con ilustraciones de su propio libro.
Dos libros le fueron recomendados especialmente para tal fin. La estrella de Lisa, de la belga Claude K. Dubois, que relata la historia de una niña que pierde la batalla contra el cáncer, y Vacío, de la catalana Anna Llenas, un libro que nos habla de la resiliencia, es decir, la capacidad de sobreponerse a la adversidad y encontrarle un sentido.
Así, la maestra convocó a los padres de los compañeros de Alejo a una reunión extraordinaria en la escuela y, mientras los niños corrían alrededor del patio, los padres fueron invitados a pasar al salón. Allí, Federica informó sobre la situación y explicó la necesidad de que cada familia hablara del asunto en la intimidad del hogar.
“Hay que prepararlos para lo que va a pasar”, dijo Federica a los padres de los niños.
Pero ahora Federica tenía un reto todavía mayor ya que, si hablar a los adultos había sido difícil, más aún lo sería tener que explicar a los niños lo que está sucediendo con su amigo.
La maestra respiró profundo y comenzó a explicarle a los pequeños que el tratamiento de Alejo no tuvo el efecto deseado. Cuando terminó de hablar, el silencio invadió el aula de clases y los alumnos, decepcionados, tristemente bajaron la cabeza.
Federica sabe que está haciendo lo imposible para evitar que el dolor paralice a sus alumnos, pero se pregunta si esto será suficiente.
No cree ser una heroína, ni busca reconocimientos de ninguna clase, ya que dice estar solamente cumpliendo con su deber, dando lo mejor de sí en beneficio del futuro de los más jóvenes.
Como ella, afortunadamente aún son muchas las personas conscientes abocadas a proteger a las nuevas generaciones de los golpes de la vida cotidiana. Sé tú también parte de ellas.
Comparte este hermoso ejemplo de valor, humanidad y empatía con tus seres queridos y familiares.