Gracias a los avances de la tecnología, hoy podemos ser testigos de cómo se desarrolla el bebé en el vientre materno. Los ecosonogramas son, de hecho, tan precisos, que incluso hay quienes aseguran que pueden determinar a quién se parece el bebé incluso antes de nacer. Sin embargo, nada de esto se compara a presenciar el hermoso y único espectáculo que es ver, en vivo y directo, a un recién nacido dentro de su bolsa amniótica.
Este es algo que, se estima, solo le sucede a 1 de 80.000 bebés.
Recientemente, se ha hecho viral el sorprendente video de un bebé que llegó al mundo vía cesárea, pero él ni cuenta se dio… ¡Porque seguía dentro de la bolsa amniótica! Después de que los doctores lo sacaron del vientre de su mamá, se puede ver al bebé moviéndose como si aún estuviese en el útero, pues seguía reposando plácidamente dentro de ese saquito de confort que durante 9 meses le proporcionó calor y calor.
La bolsa amniótica consta de una membrana muy fina, por lo que se rasga con suma facilidad cuando comienzan las contracciones.
Durante el embarazo, el bebé permanece dentro de la bolsa amniótica, nadando y moviéndose libremente, recibiendo todos los nutrientes que necesita a través del cordón umbilical. La función principal de este saquito es mantener al feto protegido, es un refugio perfecto que amortigua los golpes que podrían lesionarlo y, además, que evita que los órganos internos de la mamá ejerzan demasiada presión sobre él.
Asimismo, la bolsa amniótica mantiene al bebé aislado, de manera que imposibilita que accedan a él microorganimos o gérmenes que podrían llegar a causarle una severa infección.
Cuando comienza el proceso de parto, esta membrana se rompe produciendo lo que se llama comúnmente como «romper aguas» o «romper fuente». Este es un claro aviso de que el bebé ya se encuentra en camino. Sin embargo, un 10% de las mujeres presenta ruptura de la bolsa amniótica prematuramente. En estos casos, es vital que la madre se examine y reciba tratamiento para que no se adelante el nacimiento del bebé.
Dentro de este saquito, el bebé puede moverse a sus anchas, lo que favorece su crecimiento.
Cuando la bolsa amniótica no se rompe de manera natural, es muy probable que se rasgue durante el proceso del parto o de la cesárea. Por lo tanto, que un bebé nazca dentro su saquito es un acontecimiento tan especial que en muchas creencias se considera que los niños que nacen «enmantillados» son portadores de buena suerte y que, incluso, pueden llegar a tener dotes extraordinarios.
¡Disfruta de este espectáculo único que nos demuestra, una vez más, lo perfecta que es la naturaleza!
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