Cuando ayer le dijeron que los rastreadores del buque oceanográfico Ángeles Alvariño habían encontrado el cadáver de una niña en el fondo del mar, en la misma zona en la que se estaba buscando a sus hijas, quedó descompuesta.
La confirmación posterior de que el cuerpecito dentro de la bolsa era de Olivia, y que la otra bolsa estaba vacía, la lleva a pensar llena de impotencia y un dolor indescriptible, que es imposible que su pequeña bebé de apenas un año, haya tenido una suerte distinta a la de su hermana.
Ahora el cuerpo de Olivia ya ha sido llevado al Instituto Forense para una autopsia, y en pocas horas se espera conocer de qué modo perdió la vida esta criatura inocente.
Lo más insólito y que rebasa nuestro entendimiento, es que Beatriz durante todo el mes y medio de búsqueda, siempre sostuvo que el padre sería incapaz de hacerles daño. Estaba segura que no era más que una venganza contra ella y su nueva pareja, quería verla sufrir porque realmente temía perder el amor de sus hijas.
Para la madre, «nada» de lo que iba trascendiendo de la investigación tenía «sentido». Afirmó que si su expareja hubiera cometido «una locura tan sumamente grave», es decir, acabar con la vida de sus hijas, lo hubiese realizado todo de una forma mucho más rápida y sencilla.
En sus cartas y comunicados a través de redes sociales, Beatriz aseguraba que Tomás las adoraba. Sin embargo, trascendió que después de él haberles quitado la vida, se comunicó con la madre, e insistió machaconamente que «cuidaría de ellas». Tristemente, no fue así.
UNA FORTALEZA ADMIRABLE
A lo largo de todo el operativo en unos de los casos de menores desaparecidos más mediáticos en España, Beatriz ha preferido mantenerse totalmente al margen de los medios. Y solamente a través de una cuenta de Instagram creada por su familia @bringkackhomeannaandolivia, se ha podido saber cómo ha afrontado este calvario en vida, por el que ninguna madre debería pasar.
«Espero que donde estén Anna y Olivia se sigan sintiendo princesas. Que sigan siendo fuertes y que mantengan la esperanza de que su madre las está esperando», decía.
Incluso quiso agradecer todo el apoyo, y el despliegue masivo en redes para encontrarlas, consciente de que «tanto amor le estaba llegando a sus hijas también».
«A veces solo quiero morirme, pero pienso en mis niñas y lo que querrán ellas y saco fuerzas para seguir adelante», se sinceró en otro momento.
Hablaba de lo tremendamente difícil y duro que era estar sin sus pequeñas, de lo interminable que se le hacía la espera hasta que regresasen, de lo desesperante que era el no saber; la incertidumbre, el no poder abrazar a sus hijas y la impotencia de no poder hacer nada al respecto.
Sin embargo, el pensar que pronto podrían estar las tres juntas de nuevo la hacía sobreponerse a esa montaña rusa de emociones. Así lo escribió junto a un video de Olivia que desgarra:
«Tantos sueños por vivir mi Oli, tanto que compartir junto con tu hermana Anna, las tres juntas. Las tres viviendo como cualquier familia, eso es lo único que pido. Ahora mi único sueño es que estemos juntas y que sea como sea el futuro que nos espera, nada nos separe»: