El cáncer es una enfermedad terrible, especialmente cuando quien lo padece es un niño. En lugar de tener una vida normal como los demás, deben estar sometidos a estrictos tratamientos. Todo esto lo ha vivido un niño neoyorquino que hace una emotiva solicitud a los soldados a quienes admira.
John Francis Hoague-Rivette es un niño de once años que vive en Nueva York. De manera repentina presentó problemas para comer, hablar y caminar.
Con los días aparecieron convulsiones de casi una hora, como es de esperarse la familia se preocupó. Tuvo que ingresar al Albany Medical Center para hacerse algunos estudios, recibió un tratamiento, pero su organismo no presentó mejoría.
Los médicos decidieron explorar su cerebro y encontraron varias masas que demostraron ser un cáncer muy agresivo.
Los familiares recibieron la terrible noticia, John Francis tenía un tumor de glioma de grado III en el tronco encefálico.
Fue sometido a varias y largas intervenciones quirúrgicas, y después de su recuperación volvió a su hogar en Whitehall, Nueva York, allí recibía cuidados paliativos. No ha sido fácil para el niño, presenta mucho dolor, y sigue con los problemas de falta de apetito y dificultades respiratorias.
Parece no tener mucho interés por las cosas, solo algo lo hace sentir mejor, se trata de los parches, alfileres y monedas de las comunidades militares, fuerzas de la ley, SME y bomberos.
La mayor parte de los hombres de su familia pertenecían al mundo militar, su abuelo sirvió en la Segunda Guerra Mundial, su padre en la marina, sus tíos en la fuerza aérea, y son miembros de los bomberos en su comunidad.
Carrie Rivette, la madre de John, y otros familiares han hecho un llamado a las autoridades militares para que envíen al niño las cosas que tanto desea.
«¿Qué tan genial sería si pudiéramos obtener uno de cada estado para que su colección sea masiva y tenga el apoyo de todo el país y sepa que su historia está teniendo un impacto con otras personas que nunca ha conocido?», dijo la madre.
El Departamento del Sheriff del Condado de Washington tuvo un hermoso detalle con John, al convertirlo en capitán honorario Y el Departamento de Policía de Albany juntó a un grupo de sus funcionarios en los pasillos del hospital donde fue atendido, y lo acompañaroncuando iba de vuelta a su hogar.
La madredio una dirección donde podían enviar los artículos dirigidos a su hijo, apartado de correos 6, Whitehall, NY 12887.
La comunidad de Nueva York, se reunió cerca de su casa y deletrearon las palabras «Nuestro Capitán» con velas.También es muy visitado por la gente que tanto admira y ha recibido de ellos mucho aliento.
Las veces que recibe los parches, alfileres y monedas, su rostro refleja mucha alegría, y eso le hace mucho bien.
¡Esperemos que Dios haga un milagro en la vida de este valiente capitán!
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