Una indignada madre quiso compartir en las redes la nota que recibió de la maestra de su hijo pidiéndole que no empacara más galletas caseras en su merienda a menos que hubiera una para cada uno de los niños de la clase.
Joanne, de Australia, aseguró que las galletas que había colocado en el interior de la merienda de su hijo fueron enviadas de regreso con una nota escrita a mano que decía:
“Querida mamá, ¿puedes evitar el envío de galletas a menos que haya una para todos? Para los otros niños es difícil comer cuando uno tiene golosinas. Gracias”.
Ese día la maestra le prohibió a su hijo que se comiera las galletas que había llevado, y se vio obligado a guardarlas de nuevo en su estuche de merienda para devolvérselas a su madre con la indicación de la profesora.
Joanne no podía creerlo, decidió publicar en su perfil de Facebook su experiencia contando qué pasó el día siguiente cuando se dirigió al colegio de su hijo para pedirle personalmente a la maestra de su hijo una explicación al respecto.
En su publicación la madre relató:
“Me enviaron esta nota a casa dentro de la merienda de mi hijo, porque llevó galletas. Me horroricé, pero no perdí el sueño por eso. Pensé que hablaría con la maestra al día siguiente y comprendería sus razones”.
“Pero cuando me reuní con la maestra para conversar me dijo que era una política que los niños no fueran alimentados con productos caseros a menos que hubiera suficiente para compartir con todos. Cuestioné el hecho, le pregunté por qué, pero ella no quiso explicarme.
Le pregunté si un paquete de galletas de una marca comercial estaría bien y ella me dijo que sí. Entonces cuestioné cómo no recomienda una galleta hecha en casa con cuatro ingredientes, pero sí unas procesadas y vendidas en el supermercado. ¿bueno?
Mientras tanto ella seguía diciendo que era una política establecida por el comité de padres y que debía hablar con ellos”.
La madre promueve la alimentación saludable, sin consumo de aditivos, y le sugirió a la maestra impartir charlas a los padres sobre los alimentos más apropiados para empacar en las meriendas de los pequeños.
Ante esto, la maestra le dijo que no llegaría a ninguna parte con eso.
Joanne vivió una amarga experiencia, pero a pesar de esto quiso poner la nota de la maestra en la pared de su oficina para motivarse a recordar el estilo de vida saludable que intenta seguir cada día en casa.
Su publicación ha causado revuelo en las redes, algunos alegan que la acción de la maestra es injusta y que además, no sería correcto que los niños compartieran entre sí sus alimentos por el tema de las alergias e intolerancias a ciertos ingredientes.
No te vayas sin compartirlo y déjanos saber tu opinión sobre este polémico caso.