Mike y Meagan Xydias, una pareja con tres hijos se enfrentó a una dura situación después del diagnóstico de su hija de 2 años McKenna Shea Xydias.
El pediatra de la niña confundió sus síntomas con problemas del aparato digestivo o simples gases. Pero realmente le ocurría algo muy grave, tenía un tumor en el saco vitelino y después de someterla a estudios determinaron que era maligno.
La batalla de Kenni comenzó en enero cuando llamaron a sus padres desde la guardería para que la recogieran porque tenía fiebre. Un mes después ocurrió lo mismo porque la pequeña tenía distención abdominal y dolor estomacal.
Sus padres la llevaron al hospital y el pediatra les dijo que simplemente tenía gases, le recetó un medicamento y les advirtió que si le subía la temperatura le avisaran.
Días después la niña sufrió estreñimiento y volvió la fiebre, la trasladaron al hospital y le hicieron una radiografía en la que encontraron algo similar a “una burbuja de gas”.
Posteriormente le hicieron una ecografía en la que vieron una masa alrededor de los ovarios de la niña, una tomografía computarizada y una resonancia magnética comprobó que había tumores malignos.
Uno de ellos, alojado en su ovario derecho, medía 14 centímetros. Había otro en su hígado, y varios diseminados en su área abdominal.
El cáncer de Kenni estaba en etapa tres, la operaron para extirpar su ovario derecho y parte de su intestino delgado antes de empezar con el tratamiento a base de quimioterapia.
El caso de Mckenna conmovió a Estados Unidos y miles de personas en diversas partes del mundo, la pequeña cariñosamente llamada “Kenni” se sometió a cuatro ciclos de quimioterapia.
El pasado 12 de junio su médico tratante, la doctora Katie Sutton, oncóloga pediátrica del Centro Aflac en el hospital Children’s Healthcare de Atlanta, les informó a Kenni y a sus padres que finalmente estaba libre de cáncer.
“La doctora Sutton entró a la habitación, se dirigió directamente a ella y dijo que los escaneos estaban claros, no había nada allí. Nos sentamos, lloramos y nos abrazamos por un minuto”, dijo la emocionada madre.
“Ella es una estrella de rock. No tuvo efectos secundarios graves o inesperados además de requerir transfusiones de sangre ocasionalmente”, dijo la doctora.
La pequeña fue muy valiente durante todo el tratamiento y siempre le ofrecía una sonrisa a todo el personal del hospital.
El tumor maligno ovárico que tenía es muy extraño, se forma de células que recubren el saco vitelino del embrión. Se produce por causas desconocidas y afecta principalmente a pacientes de corta edad. El tratamiento que se aplica depende de la etapa y de la ubicación del tumor.
Este tipo de cáncer infantil representa menos del 5% de todos los casos de esta enfermedad en Estados Unidos según información del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Los padres de la niña celebran que logró sobrevivir a un pronóstico devastador y quieren alertar a otros a seguir sus instintos cuando piensen que algo anda mal en la salud de sus hijos. Ellos comparten sus experiencias en una página de Facebook creada para acompañar a Kenni en su lucha.
De esa manera quieren agradecer el apoyo que han recibido desde el diagnóstico de Kenni. Comparte su inspirador testimonio y la buena noticia de que esta pequeña ganó la batalla.