«Las proyecciones de 2050 apuntan que habría más desechos plásticos que peces en el mar. En los últimos diez años se ha producido más plástico que en todo el siglo pasado», dijo la brillante Giselle Mendoza, líder de un proyecto que consiste en usar los residuos de la naranja para sustituir al plástico.
Ella recibió el premio Global Student Entrepreneur Award y representará a México, su país de origen, en una competencia internacional.
Esta talentosa joven no es la única que se preocupa por el tema del plástico y el deterioro de nuestro ecosistema, ya que se trata de un problema serio tratado por cientos de profesionales que luchan por encontrar sustitutos a materiales tan dañinos como ese.
«¿Qué pasaría si nuestros empaques de comida fuesen como la piel de la naranja, que regresan a la naturaleza inmediatamente después de su uso?«, dijo un representante de la empresa Tipa Corp, que también se preocupa mucho por el tema. Ellos han ideado un nuevo producto que responde muy bien a dicha preocupación, ya que se trata de un empaque con cualidades biodegradables.
El reto es sencillo, en apariencia: crear un empaque de plástico sustentable, no solo en el proceso de producción sino en su descomposición. Es decir, un desperdicio orgánico como la piel de la naranja.
Los empaques flexibles que contienen la comida no le hacen bien a la naturaleza, porque las propiedades que los hacen flexibles generalmente son lo que hace imposible inclusive el proceso de reciclaje. Es por eso que Tipa está resolviendo el problema con la piel de la naranja. ¡Sus empaques se descomponen por completo orgánicamente!
Lo mejor de este caso es que sus productos alternativos gozan de casi todas las propiedades prácticas que se le atribuyen al plástico ordinario, satisfaciendo así las necesidades de los consumidores y también de aquellos que manufacturan el producto.
Todos pueden disfrutar de un excelente nivel de empacado, funcional, mientras que la producción se asegura de cumplir con los requerimientos para comercializar.
Es sumamente innecesario y dañino el desperdicio de empaques plásticos que se acumula en metros y metros de tierra en nuestro mundo. La mayor parte del desperdicio se queda allí, simplemente inerte, porque no es biodegradable. Ha habido algunas alternativas de bio-plástico que se han intentado, pero no han logrado cumplir completamente con los requerimientos de control de calidad.
Por eso las iniciativas como la de la joven Giselle Mendoza o la compañía Tipa Corp son tan importantes para nuestro mundo en este momento. Nosotros, como consumidores, también podemos ayudar apoyando y comentando este tipo de proyectos ya que el mercado depende en gran medida de la demanda. Todos podemos ayudar a tener un mundo mejor.
Rechacemos la contaminación y apoyemos estas iniciativas tanto por solidaridad como por nuestro propio bien. Te invitamos a comentar y compartir la información.