Los adultos mayores son la parte de la población más vulnerable. Y no hablamos solamente de su condición de salud y el deterioro físico al que pueden llegar con los años, sino sobre todo por la fragilidad emocional de la que son víctimas debido al abandono.
Quisiéramos que todos los ancianos pudieran disfrutar del amor de sus familiares, que velen por su salud, sin que les falte nada. Sería lo justo después de sus años de sacrificio y entrega.
Sin embargo, la realidad es otra. Muchos de ellos, aunque tengan a sus hijos muy cerca físicamente, deben ingeniárselas para sobrevivir y afrontar solos los duros achaques de la vejez.
Otros quedan al cuidado de profesionales de la salud, pero seamos sinceros, lo que realmente necesitan es amor, y el amor de los suyos.
Tal fue el caso de una pobre anciana italiana, de 87 años de edad, que se encontraba postrada en cama. Su hijo vivía en otra ciudad y llevaba días sin saber de él. Esperaba que viniera su cuidadora, pero nunca llegó…
Sin haber probado bocado, la angustia de la soledad y el dolor la consumían
La mujer presentaba una fractura en el brazo, y no tenía ni la capacidad física ni los ánimos para levantarse.
Después de pasar llorando durante un buen rato, presa de la desolación, decidió que debía suplicar ayuda. Lo único que se le pasó por la cabeza fue llamar a los policías.
En Coverciano, cerca de Florencia, los oficiales tienen la fama de ser muy bondadosos y auxiliar a las personas en lo que necesiten.
Sin dudarlo, tomó el teléfono, y con el hilo de voz que le quedaba, exclamó gritando y entre lamentables sollozos:
«Ayúdenme, estoy sola, tengo hambre y no puedo cocinar”.
La Policía envió de inmediato una patrulla para socorrer a la mujer, pero realmente no imaginaban lo que sucedería después.
Antonio y Giuseppe fueron los oficiales que acudieron al llamado de la anciana
Como la mujer estaba postrada, ella no podía abrirles la puerta. Gracias a la colaboración de un vecino, pudieron entrar y se encontraron con una escena que les partió el alma. No había tiempo que perder…
Sin pensarlo 2 veces, se pusieron manos a la obra, los oficiales entraron a la cocina y le prepararon unos deliciosos ravioles con salsa de tomate.
Sin duda, los mejores de la vida de la pobre mujer, que se los saboreó de principio a fin por el hambre, pero también por el infinito amor con el que fueron hechos.
Antonio y Giuseppe tuvieron la más dulce conversación con la anciana y esa noche ganaron la mejor amiga.
Después la Policía difundió los hechos en las redes para inspirar a otros a hacer lo mismo.
«Para nosotros esto también es estar siempre presentes”, escribieron en Instagram.
Las redes aplaudieron el gesto de los oficiales que ha tocado cientos de corazones, llamando a la reflexión sobre cómo tratamos a nuestros ancianos. Ellos merecen que los llenemos de amor y que no escatimemos esfuerzos en su cuidado. ¡Compártelo!