¿Alguna vez has arriesgado todo para cumplir con una promesa de amor? En ocasiones el amor y lealtad que se tienen hacia una persona son tan grandes que, sencillamente, es imposible no hacer todo lo que esté en nuestras manos para ver realizado uno de sus sueños.
El pesar que una mujer sintió tras perder a su amado esposo la llevó a quebrantar la ley de un país para cumplir con el sueño de la persona a quien nunca olvidará en lo que resta de sus días. Todo sucedió en la emblemática zona cultural llamada Chichén Itzá, en México.
Al pie de la majestuosa pirámide del mitológico dios maya Kukulcán llegó una devastada turista mexicana que, sin pensarlo dos veces, saltó por encima de las sogas de seguridad que separan al coloso de los visitantes.
Su objetivo era subir lo más rápido posible los 91 escalones de la pirámide, esquivando a la seguridad del lugar, para llegar a la cima y cumplir la promesa de amor que realizó a su esposo: lanzar sus cenizas desde lo alto de la zona arqueológica.
Desde el 2008 está prohibido subir a la pirámide de Kukulcán
La mujer logró cumplir con su objetivo y consiguió esparcir las cenizas de su esposo, para que acompañaran durante el resto de la historia a los antiguos dioses que se piensa aún deambulan imponentes por la zona que una vez dominaron.
Pero, lo que no esperó esta intrépida mujer es que al descender de la pirámide se encontraría con los nada sonrientes agentes de seguridad, listos para capturarla y conducirla con las autoridades correspondientes.
«Por eso traigo sus cenizas», trató de explicar la mujer a los oficiales tras verse atrapada.
Nada la salvó de ser capturada
De inmediato, los oficiales expulsaron a la mujer enamorada del lugar y la entregaron a las autoridades de la zona, en Pisté, Yucatán, por haber incurrido en faltas administrativas. Es ahí donde tendrá que exponer sus motivos para subir a la pirámide ante un juez.
La reacción de los otros visitantes hacia la osada acción de la mujer fue muy variada: algunos la apoyaron y animaron durante su ascenso; mientras que otros la vituperaron y gritaron por estar dañando patrimonio cultural invaluable. En las redes sociales sucedió lo mismo y la polémica no se hizo esperar en torno al caso.
“Es una falta de respeto la que cometió esa mujer, ensuciando la pirámide con las cenizas de su esposo. Espero que reciba una sanción ejemplar para que nadie más la imite, después todos querrán arrojar los despojos en polvo de sus familiares en sitios turísticos, o donde mejor les parezca”, comentó un molesto internauta.
Dicen que las locuras hechas por amor son las más bonitas, pero ¿hasta donde se justifica actuar bajo el influjo del amor? ¿Es válido dañar una mítica estructura, patrimonio de la humanidad, por un sueño personal?