Cuando se recibe el último tratamiento en la lucha contra el cáncer se debe celebrar como un gran acontecimiento, y de esa manera lo hicieron los familiares de un valiente niño. Al salir del recinto hospitalario, el jovencito no podía creer lo que veía.
Jake Kleppen es un niño de nueve años que vive con su familia en el sur de Florida, Estados Unidos. Pero en 2019 sus padres recibieron una terrible noticia que les cambió la vida, Jake fue diagnosticado con un cáncer agresivo y requería ser tratado con quimioterapia y radiación.
El niño estuvo más de diez meses en tratamiento y cuando terminó su última ronda; Marisel Jarrin, Su madre, decidió que sería una excelente idea darle una sorpresa en el Heroes Hangout en North Miami Beach, un lugar donde los pacientes con cáncer pueden venir a jugar y conectarse con otros niños que pasan por lo mismo.
“Este es un lugar mágico para ellos. Es un lugar donde pueden venir y están a salvo. Pueden jugar con otros niños que están pasando por lo mismo que ellos”, explicó la amorosa madre.
A Jake siempre le habían encantado los Lamborghini y su madre sabía lo mucho que le gustaría al pequeño poder pasear en uno. Y cuando la Fundación Mystic Force tuvo conocimiento del caso, se asoció con Ride2Revive para hacer realidad su deseo de estar en el exótico automóvil.
“La gente no se da cuenta de cuánto pasan estos niños y cuánto sufren, así que realmente, realmente tratamos de brindarles alegría y felicidad tanto como sea posible”, dijo Sylvia Domínguez Vanni, portavoz de la Fundación Mystic Force.
Cuando Jake salió del hospital con su madre, abuela y unos amigos vio un hermoso auto amarillo justamente del modelo que tanto le encantaba, pero nunca pensó que estaba allí para llevarlo a pasear por las paradisíacas playas de Miami.
Jake a bordo de su sueño
La emoción no cabía en su corazoncito, estaba muy contento y como si fuera poco, la policía de North Miami también participó en la agradable sorpresa, sirvieron de escolta con el crucero policial dorado de cáncer infantil, un hermoso vehículo que se utiliza para causas como esas.
“Me siento muy bien ahora. Me siento genial, no más quimioterapia, no más enfermedades”, dijo el feliz niño.
De por sí el día había sido maravilloso pues terminaba sus visitas al hospital, pero el gesto de las fundaciones lo convirtieron en un recuerdo verdaderamente inolvidable. Seguramente será uno de los momentos más hermosos que atesorará en su corazón durante mucho tiempo.
Experiencias como esta nos demuestran la importancia de los gestos especiales hacia quienes están pasando por situaciones similares, es una maravillosa manera de alegrarles un poco la vida. Hazle conocer a tus amigos esta bella historia.