Cuando escuchamos la palabra alopecia, lo primero que se nos viene a la cabeza es la imagen de una persona adulta totalmente calva. Sin embargo, la pérdida de cabello no ocurre solo en los más grandes, los niños también pueden sufrirla.
No cabe duda de que el impacto psicológico de la alopecia es importante, porque el cabello perdido no se suele recuperar. Pero, lo peor es que esta condición que termina por afectar sus infancias y su cotidianidad, tampoco tiene muchas opciones de tratamiento.
Iylah Hanley es una pequeña neozelandesa de cuatro añitos que sufre de alopecia y cuya vida es un buen ejemplo de lo que implica para un niño saber que su cabeza nunca podrá exhibir una cabellera frondosa y natural, como sí lo pueden hacer la mayoría de las demás niñas.
Sin embargo, lo más destacable de esta valiente niña es que, a pesar de su corta edad parece haberse acostumbrado a ser ella misma y a no avergonzarse de su condición. Aun así, Iylah tiene días en los que le cuesta más cargar con su situación.
Iylah emocionada cuando se encontró con la foto de una modelo sin cabello
No todos los días son tan sencillos para Iylah. La pequeña debe lidiar con el hecho de que el mundo “ideal” que se presenta ante sus inocentes ojos dista mucho de lo que ella mira en el espejo.
Comerciales donde despampanantes modelos mecen sus sedosas cabelleras al viento están por todos lados, pero no es la norma encontrar publicidad protagonizada por mujeres sin cabello.
“Ha aprendido a no sentirse avergonzada. Sin embargo, Iylah tiene días peores que otros”, comentó la madre de la pequeña.
En vista de ello, la supermodelo Parris Goebel escuchó de la reacción de la niña y decidió hacer un espacio en su muy ocupada agenda para hacer de lo imposible, algo común.
Iylah Hanley muy emocionada al conocer a Parris Goebel
La modelo se fotografió en una sesión junto a Iylah, glamorosa, llamativa y lo más importante de todo, feliz y sin cabello, imagen que se volvió viral en cuestión de minutos en todas las redes sociales.
“Si yo pude llegar a ser una supermodelo, Iylah también puede conseguir lo que se proponga”, dijo Goebel.
Así es, la vida de Iylah no sido fácil, pero es su realidad y la acepta, dándonos una valiosa lección de coraje y autoaceptación. Solo por eso es especial.
La infancia es una época en la que se forman los recuerdos más tiernos, inocentes y memorables de nuestras vidas, cada generación la vive de una manera diferente. Según la época en la que naciste, viviste experiencias maravillosas y tal vez otras no tan buenas que también te marcan y te definen.
Lo que las une a todas, eso sí, es la infancia como un momento poderoso, lleno de aprendizajes en los que la familia, los sueños, los amigos, el colegio y la imaginación tuvieron un papel esencial: te hicieron quien eres hoy.
Estamos seguros de que su condición no es algo que haga más feliz la vida de Iylah, pero su personalidad y valentía son lo más valioso y memorable de su historia.
Comparte esta historia con tus familiares y amigos, acepta a los demás como a ti mismo, no olvides que todos somos seres valiosos, únicos e inimitables.