El fotógrafo de animales David Slater ha estado peleando en la corte durante años por los derechos de autor correspondientes a unas fotografías de macacos que fueron tomadas con su cámara. El resultado de esto ha sido catastrófico para su carrera y muy polémico en la opinión pública. ¿Puede un mono poseer los derechos de autor al haberse tomado una selfie?
Hace pocos días hubo un juicio sobre el caso al que David no pudo asistir por fondos insuficientes para costear su pasaje a San Francisco. Según cuenta, este caso lo ha hecho llegar a la quiebra y está pensando en dedicarse a pasear perros. Tampoco puede remplazar los equipos de trabajo que perdió, o pagarle al abogado defensor de su caso, desde que «el macaco lo demandó en el 2015«, por eso está explorando otras opciones para ganarse la vida.
Esta historia comienza en el 2011, cuando David se encontraba de viaje en Sulawesi (Indonesia) y pasó varios días siguiendo y fotografiando de cerca a una tropa de macacos. Él ha insistido en que las selfies son el resultado de su ingenuidad e intento de congeniar con los monos, los notó interesados en tocar sus equipos así que les permitió disparar el obturador mientras miraban el lente, después de que intentó todo para lograr mantenerlos con los ojos abiertos para poder hacerles un close-up. Esa fue la mejor solución que encontró.
«No era un comportamiento habitual en un mono. Requirió estudios y experticia de mi parte, además de perseverancia y mucho tacto para tratar a los animales, todo eso estaba en juego», declaró el fotógrafo, cuyas imágenes se volvieron demasiado populares, y David por supuesto ganó dinero con ellas.
El problema es que se convirtieron en el tema de una polémica legal muy complicada cuando en el 2014 él le pidió a Wikipedia y al blog de tecnología Techdirt que dejaran de usarlas sin su permiso.
Ambas páginas web se rehusaron a quitarlas alegando que esas fotografías no podían tener derecho de autor, ya que el mono era el actual creador de las mismas. La Oficina de Derechos de Autor de los Estados Unidos ha dejado muy claro que los animales no poseen derechos de autor.
David se ha encargado de hacer públicas las dificultades económicas que ha atravesado desde que empezó este problema. Los aranceles mientras el caso sigue abierto se han vuelto impagables para él.
En el 2015, People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) hizo una demanda en su contra para proteger los derechos del macaco, identificado como Naruto. La demanda consistía en lo mismo: le corresponde al animal el derecho de autor de la foto.
Un juez falló en contra de PETA en el 2016, alegando que esos derechos no aplican para los animales. Pero la organización apeló al noveno circuito de la corte, en donde se escucharon sus argumentos hace pocos días.
Entre los argumentos de la organización PETA están los siguientes: que tienen una relación cercana con el macaco Naruto como para representarlo en una corte, el valor de proveer una ley escrita acerca de los posibles derechos de autor que podría tener una comunidad de macacos y los posibles daños que Naruto pueda recibir al no ser reconocido como el autor verdadero de las imágenes.
«No hay manera de adquirir o retener dinero. No hay forma de que pierda reputación. Ni siquiera hay algún alegato de que el derecho de autor pueda beneficiar de alguna manera a Naruto ¿Los beneficios monetarios aplican para él? Claramente no…», dijo el Juez Randy Smith. Mientras que otro Juez, Carlos Bea, se plantea la cuestión de cómo los derechos de autor pasan a los herederos de un autor.
Mientras tanto, el abogado de David se pregunta si PETA ha identificado realmente al macaco que se tomó la foto en cuestión.
«Yo sé que el mono de la fotografía es hembra y no tiene esa edad. Me pregunto si el sistema judicial ha estado hablando del animal correcto en todo este tiempo».
Una consolación para el fotógrafo, que no es ninguna tontería, es que esa imagen ha servido para salvar a esa especie de la extinción.
«Esos animales se iban a extinguir y gracias a una fotografía, se espera que haya más turismo y reconocimiento para ellos ya que los nativos antes se los comían. Ahora pueden ver un beneficio en que se mantengan vivos. La fotografía contribuyó a salvar a la especie. Esa era mi intención original desde el principio de todo esto».
Es un debate difícil de definir, David fue quien empezó la batalla al reclamar a las páginas web que la publicaran sin su permiso. ¿Pero vale realmente la pena todo lo que ha pasado, para reivindicar la autoría de un ser vivo que no saca ningún beneficio al ser el autor de algo? Emitir un juicio es difícil, se espera que los expertos en leyes y en animales tomen una sabia decisión.
Mientras tanto, podemos celebrar que la especie ha dejado de estar en peligro de extinción por haberse hecho popular en una polémica imagen como esta.
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