En las calles hay muchas personas que deciden trabajar honradamente para superarse y sacar a sus familias adelante, por eso siempre son dignas de admirar. Pero para nadie es un secreto que el trabajo informal ofrece economías inestables y en momentos como el actual estado de emergencia que viven muchos países a causa del COVID-19, son precisamente estos trabajadores los más afectados.
Esta realidad la conoce muy de cerca Doña Lena, una mujer de Itaguaí en Río de Janeiro, Brasil, quien ha visto con tristeza cómo su rutina y vida ha cambiado a causa del coronavirus.
Durante años Doña Lena ha salido desde muy temprano de su casa para vender sus deliciosos dulces de coco. Sin embargo, debido al aislamiento social y las medidas preventivas contra la enfermedad del COVID-19 su rutina ha variado un poco.
Cada vez son menos las personas que se animan a comprarle, sus clientes habituales se han ido y ya no la visitan para comprar sus cocadas.
Como es de entender, esta situación la ha tenido bastante preocupada pero no sólo a ella, sino a su hija Karine que la acompaña a vender sus productos.
“Tomamos los dulces de alguien para vender y ganamos el 25% de lo que vendemos. Necesitamos pagar el alquiler y es muy difícil», dijo Doña Lena.
Pero incluso en los tiempos más oscuros, la luz de la esperanza y solidaridad siempre resplandece. Una empresa de Internet local decidió ayudar a la familia y compró toda la mercancía que Doña Lena tenía para la semana, además instalaron el servicio de Internet gratuito en sus casas.
Pero las bendiciones no quedaron allí, un ángel llamado Laís Torres apareció en la vida de estas mujeres y las fotografió para pedirles a sus amigos y conocidos que por favor las ayudaran comprando sus ricos dulces.
Ahora Doña Lena y su hija Karine se han ubicado a las afueras de un supermercado de la ciudad para aumentar las probabilidades de ventas durante estos días y el asunto ha empezado a marchar de forma más favorecedora para ellas.
Con esta mesa rodante, Karine y su madre han trabajado durante años. En la imagen se observa a Karine junto a una de sus hijas.
La gran venta hecha a la compañía les ha brindado mayor tranquilidad y los clientes han comenzado a llegar, gracias a la publicidad de las personas generosas. Pero además de esto, ahora se ha iniciado una campaña para ayudar a la familia a superar la situación en estos días difíciles.
Doña Lena, de 50 años, y Karine, de 32 años, viven alquiladas en una casa junto a dos nietas pequeñas una de 3 años y la otra de 8. La idea de la recaudación es hacer los fondos suficientes para que la familia pueda regresar a su ciudad en Minas y comprar una pequeña casa para vivir cómodamente.
En estos momentos tan difíciles son los más vulnerables quienes se llevan la peor parte, comparte esta historia e invita a tus amigos a colaborar con estas mujeres y sus pequeñas.