Un tamagotchi es una mascota virtual, un aparato electrónico con la forma y el tamaño de un huevo. Tiene una pantalla en blanco y negro pixelada. Debajo de la pantalla hay tres botones (A, B y C) que permiten moverse por el menú. Fue muy popular en la década de los noventa, y famoso por ser decomisado con frecuencia en las escuelas.
Si bien dicen que hay que soltar las cosas materiales, dejarlas ir para saber si nos correspondían o no, si regresan es porque siempre fueron nuestras; aunque se tarden más de dos décadas en volver, como le sucedió a Lai, un exalumno chino.
El joven estudiaba en la secundaria Chinese High School. Allí le impartía clases su profesor Lim quien, un buen día, harto de la dispersión del alumno, embobado en alimentar y cuidar del juguetito, se lo confiscó y no se lo devolvió sino después de 21 años.
El hecho ocurrió en 1999. El entonces estudiante nunca más volvió a ver a su tamagotchi. Estuvo insistiéndole al profesor para que se lo regresara, pero este jamás cedió a sus súplicas. Así las cosas, Lai tuvo que resignarse a que su mascota virtual había fallecido.
Después de 21 años de esta historia, a través de una publicación en las redes sociales, Lai se enteró de que el señor Lim estaba a punto de jubilarse. Para hacerle una broma, el exalumno le escribió para recordarle que todavía tenía su juguete en la gaveta de objetos confiscados.
“Mi tamagotchi todavía está en su cajón confiscado, gracias por las lecciones de vida, Sr. Lim”, escribió Lai.
Lai solo quería agradecerle al profesor por haberle dado grandes lecciones de vida y divertirse un poco. Sin embargo, jamás se le pasó por la mente que el señor Lim respondería afirmativamente después de tanto tiempo. Le devolvería el artefacto, siempre y cuando lo encontrase.
“No sé cómo es un tamagotchi, he cambiado mi cubículo varias veces con el paso de los años, así que no sé si sigue ahí o no. Déjame buscarlo por ti mientras estoy en el proceso de limpiar mis cosas antes de dejar la escuela para siempre”, escribió el amable profesor.
Y, de hecho, después de varios días buscando el artefacto, finalmente, sí lo encontró. La sorpresa de Lai fue mayúscula cuando vio que su dispositivo digital seguía en manos del profesor. Sobre todo, agradeció el tiempo que este se tomó para buscarlo y poder ponerlo de vuelta en sus manos.
“¡Wow, señor Lim! Es muy agradable escucharlo directamente de usted. Estaba bromeando, pero sí, ese es un tamagotchi”, apuntó Lai.
Por fin, alumno y profesor pudieron reunirse y volver a verse cara a cara después de tantos años. Se citaron en la vieja escuela donde Lai obtuvo su juguete confiscado, de manos de su querido y apreciado señor Lim.
Aprovecharon ese reencuentro para abrazarse y recordar otras épocas, así como para desearse buena suerte en lo futuro. Este maestro chino es uno de esos artesanos forjadores de conciencias, dedicados, de esos que aman enseñar y saben cómo hacerlo. Esperemos que tenga una excelente vida en su nueva etapa como docente jubilado.
Comparte esta divertida y nostálgica historia. Si bien la mascota de Lai murió de inanición, al menos ya la tiene de vuelta y quizás logre revivirla. ¿Tuviste un tamagotchi?