Charlie Card era conocido por todos por su gran alegría. Sin embargo, tuvo que pasar por tantas cosas en los últimos meses que ya no ha vuelto a ser el mismo. A comienzos del año comenzó a faltar cada vez más a la escuela causando una gran molestia en sus profesores.
Charlie explicó a sus padres una y otra vez que no se sentía nada bien así que prefería quedarse en casa descansando.
Charlie empezó a mostrar los primeros síntomas con apenas 11 años de edad.
Los síntomas empeoraban con el paso del tiempo, pero no todos escucharon al niño. Acudieron a varios médicos de cabecera y les explicaron que sufría de constante fatiga y mucho dolor en el cuello.
En más de una ocasión fue diagnosticado con un simple virus y hasta dijeron a sus padres que él sólo estaba inventando los síntomas.
Incluso llegaron a recomendar que visitara a un psicólogo para averiguar por qué seguía inventando sus síntomas.
Por suerte, Gary Card y Rosie Tams siempre creyeron en su hijo. Ni los profesores ni los médicos estaban dispuestos a confiar en él; pero ellos acudirían a todos los especialistas que fuesen necesarios para llegar al fondo del asunto.
Un oftalmólogo notó una extraña presión en los nervios de sus ojos y supo de inmediato que podría ser síntoma de un tumor.
“Los médicos de cabecera nunca diagnostican un tumor. Si lo llegan a hacer será una sola vez en toda su carrera”.
Ordenó de inmediato una serie de pruebas y los escáneres revelaron que el angustiado Charlie jamás mintió: tenía un tumor cerebral. Se trataba de un meduloblastoma maligno y se desarrolla en la parte inferior del cerebro.
Tan sólo un par de días después, Charlie fue sometido a una cirugía en la que lograron extraer la mayor parte del tumor. Después comenzó una larga jornada de quimioterapias para asegurarse de que no quedara rastro de esta peligrosa enfermedad.
Charlie estuvo cinco horas en el quirófano y lograron extirpar 99% de su tumor.
Ahora, la familia se encuentra reflexionando sobre lo difícil que ha resultado todo esto para el pequeño. Nadie parecía creer en él en medio de una situación tan devastadora y esto es algo que lo cambió para siempre.
Gary Card, su padre, ha decidido compartir su historia para recordar a los padres de todo el mundo la importancia de confiar en sus hijos y no descansar hasta escuchar un diagnóstico que realmente los ayude.
“Escuchen a sus hijos. Debemos tomar muy en serio todo lo que nos dicen”.
Esperamos Charlie logre recuperarse por completo sus fuerzas y vuelva a ser el niño lleno de energía que adora jugar al fútbol.
No dudes en compartir este caso para apoyar a esta familia y a tantas otras que se encuentran luchando por la salud de los más pequeños.