Vemos con regocijo cómo en el área de la salud, muchos galenos destacan por su enorme empatía y buen corazón. Se convierten en eslabones de una larga cadena que asegura desde un compromiso espiritual la atención de los más desposeídos. Sienten a ese hermano necesitado como una luz que los invita a la generosidad.
Esta hermosa historia se desarrolla en la localidad boliviana de Entre Ríos, en Tarija, donde un galeno de nombre Álvaro Ramallo atendió a un venerable anciano llamado cariñosamente don Pedro, quien necesitaba de una cirugía de próstata urgente.
Sin embargo, el otoñal paciente no poseía mayores bienes materiales. Por eso, después de la mediación del especialista, fue advertido por él mismo de que para su tranquilidad la operación iba a ser costeada por una fundación benéfica. Que no se preocupara de nada.
No obstante, el humilde granjero agradecido quiso igualmente honrar los buenos oficios de Ramallo. Posterior a la intervención, le regaló a su médico dos de sus mejores gallinas ponedoras.
El hermoso intercambio llevado a cabo entre médico y paciente conmovió rápidamente a miles de corazones de usuarios en Internet, se hizo viral y se llenó de elogios por la gran carga de humanismo que se desprende de la escena.
Según informara un medio local, el hombre llegó a la consulta del doctor Álvaro Ramallo para hacerse la intervención y le propuso esta particular solución, tan propia de los sectores rurales a donde pertenece.
Incluso a sabiendas de que no tendría que gastar un solo centavo por la operación, el abuelo insistió en cumplir su promesa y se presentó ante su doctorpara entregarle las gallinas de todos modos. Ramallo, por su parte, describió en sus cuentas de las redes sociales lo que sintió durante este encuentro feliz.
“Muy emocionado y feliz. Este abuelito no tenía dinero para operarse de la próstata, a lo que le respondí que lo íbamos a operar por la fundación Dr. José Ramallo Guillén, pero tal fue mi asombro cuando sacó de regalo dos gallinas para retribuirme la atención. Esto me conmovió mucho”, dijo el Dr. Álvaro Ramallo.
Fue la fundación Dr. José Ramallo, creada por el padre de Álvarola que corrió con los gastos de la operación. Por eso, esta historia tocó tan de cerca a nuestro doctor protagonista, ya que él siempre vio en su padre un ejemplo a seguir.
“Mi padre en ejercicio de la Medicina también aceptó huevos o gallinas en pago, así que, en su honor, yo no puedo hacer menos por la gente de bajos recursos que necesite de mi ayuda”, afirmó el doctor Álvaro.
Por tanto, este acto de ambos honra la memoria del padre del Dr. Ramallo, quien ha dicho que, de seguro su progenitor estaría bailando con los ángeles en el cielo, feliz de saber que su hijo siguió sus pasos en favor de la salud y el bienestar de esta bonita gente, sencilla, humilde y, sobre todo, agradecida.
Son historias tiernas y muy humanas que nos muestran el verdadero sentido del compromiso y la lealtad para con una profesión tan digna como la Medicina, pero que, al mismo tiempo, nos hablan de los altos valores como la honestidad y rectitud. Relatos con un final feliz que nos encanta reseñar.