La joven había sido operada tras ser diagnosticada con malformación de Chiari, una afección que se produce cuando hay una abertura en el cráneo y parte del cerebro se filtra a través del canal medular.
Habían transcurrido cuatro días después de la compleja cirugía a la que fue sometida cuando se regresaba a su casa desde Nueva York a Portland Maine.
Durante su recuperación viajaba a la casa de sus padres cuando el tren que abordaría se retrasó, en el terminal hacía mucho frío y necesitaba un lugar donde pudiera protegerse y descansar.
La madre de Kori le pidió a un policía el favor de guardar su equipaje mientras encontraban un lugar seguro para resguardarse.
Pero el oficial de policía les ofreció ir a su vehículo para que pudieran protegerse de las bajas temperaturas, eso fue lo que pensó Kori y su familia, pero tenía otras intenciones.
“Desgraciadamente no saldría otro tren en dos horas y media. Hacía mucho frío en la estación y no teníamos ni siquiera un lugar donde dejar el equipaje. Tampoco había asientos que fueran cómodos para descansar mi cuello”, relató Kori.
En medio de esa complicada situación, los oficiales que estaban en el lugar se habían convertido en su esperanza de encontrar una solución. Le prometieron a la madre de Kori que la ayudarían, se pondrían en contacto con su superior para ver qué soluciones podrían tomar.
El capitán Kelly J. McCormick, superior de la policía de Boston, llegó al lugar y le preguntó a la familia si podían seguirlo.
Ellos se dirigieron con él hasta su auto deportivo y les dijo: “Muy bien, vengan conmigo, vamos a dar un pequeño paseo”.
Pensaron que darían un par de vueltas para mantenerlos protegidos del frío, pero se dieron cuenta de que conducía hacía el norte y salían de la ciudad.
“Mi madre preguntó qué hacía, y a dónde íbamos, él sonrió y dijo que nos estaba secuestrando y que era perfectamente legal. Pronto nos dimos cuenta de que conducía hasta Portland, de regreso a nuestro coche”, dijo Kori.
“Me dijo que de ninguna manera iba a permitir que me sentara en medio de a noche, en invierno, después de mi intervención quirúrgica y que nos llevaría hasta Portland”, relató la joven.
La familia estaba impresionada por el gesto del oficial, reconocieron que tenía un noble corazón.
Durante el trayecto intercambiaron historias, la familia supo que era uno de los principales jefes superiores encargado de gestionar el operativo durante el atentado de la maratón de Boston.
William Gross, jefe de la policía de Boston, aseguró que no le sorprendía el gesto de McCormick, dijo que ese tipo de acciones solo reafirmaban lo buena persona que era.
“No es la primera vez que hace algo así, siempre está ofreciéndole su solidaridad a los demás. Es muy generoso y de espíritu libre. Tiene una gran alma, el alcalde nos permitió ascender a capitanes en cada uno de nuestros 11 distritos pidiendo que fueran responsables y dieran un valor agregado”, dijo el jefe de la policía de Boston.
Kori y su familia siempre estarán agradecidos por lo que hizo por ellos en esa fría noche donde su recuperación se ponía en riesgo.
“Gracias Kelly McCormick, que Dios te bendiga y te proteja de la misma manera que tú has bendecido y protegido a tantos otros”, dijo Kori en un mensaje que publicó en sus redes sociales y no tardó en hacerse viral.
Vale la pena compartir actos de solidaridad como el que hizo este oficial, detrás de su sobriedad y su uniforme se esconde un sensible ser humano.