El duelo por la muerte de un hijo, aunque se defina como una reacción adaptativa normal ante la pérdida de ese ser querido, es un acontecimiento vital estresante de primera magnitud, que tarde o temprano hemos de afrontar casi todos los seres humanos.
Cuando sufrimos una pérdida importante, como la muerte de un hijo, se interrumpe nuestro proyecto de vida.
La muerte de un niño de 5 años que soñaba con ser un “hombre del ejército” ha tocado a miles de corazones en Arkansas, Estados Unidos, cuando docenas de miembros de la armada asistieron al funeral del valiente soldadito después de perder la dura batalla contra el cáncer.
El pequeño River estuvo luchando durante tres años seguidos contra un neuroblastoma, un tipo de cáncer que suele encontrarse en las pequeñas glándulas ubicadas sobre los riñones (glándulas suprarrenales).
“River dio siempre el 110% en su lucha contra esta terrible enfermedad”, dijo la familia del niño.
Después del deceso, la familia expresó en redes sociales su deseo de brindarle al pequeño un servicio con todos los honores, en vista de su gran anhelo, en vida, de pertenecer al ejército de los Estados Unidos.