Martine Kilminister, una joven inglesa de 28 años, enfermó tan rápido que a las 8 semanas de ser diagnosticada con cáncer en su espina dorsal, ya no podía caminar.
A la joven le descubrieron cáncer en etapa 4, algo totalmente inesperado que sacudió su vida y la de su pareja, Christopher. Ninguno de los dos podía creer cuando los médicos le diagnosticaron a Martine el cáncer y le dieron una expectativa de vida de 18 meses.
La pareja, de Bradford, West Yorkshire, Inglaterra, llevaba 12 años juntos y decidieron casarse cuando supieron de la enfermedad. Martina comenzó con el tratamiento que le recomendó el médico pero, al mismo tiempo, comenzaron a planear el gran día.
En un mes organizaron la boda y Christopher quería hacer de ese día, el más increíble de todos los días de Martine. Quería que la madre de sus dos hijos tuviera el día más feliz de su vida.
Christopher y Martine, juntos, como lo están hace 12 años.
Martine, en pleno tratamiento médico.
Pensó en sorprenderla para el baile, ya que la joven no podía caminar y debía estar en la ceremonia con la silla de ruedas. La canción que eligió fue “I don’t want to miss a thing” (No quiero perderme de nada) de Aerosmith.
La canción que eligieron para bailar en la boda.
“No sabía que Christopher iba a buscarme en mi silla de ruedas y levantarme para bailar, fue una sorpresa increíble”.
“Estoy paralizada de la cintura para abajo pero Christopher se las ingenió para tener nuestro primer baile juntos abrazados”.
Este momento hizo que todos los invitados de la fiesta se emocionaran hasta las lágrimas. Fue uno de los momentos más hermosos de la noche.
El día de la boda fue perfecto.
Y pudieron bailar juntos el primer baile.
“Nos llevó unas cuatro semanas planear nuestro día soñado y fue una increíble distracción después de mi devastador diagnóstico”.
“Cuando perdí la sensibilidad en mis piernas el mes pasado, pensamos en un principio que un nervio había quedado resentido”, cuenta Martine.
“En los últimos meses había tenido unos profundos dolores en la espalda pero los doctores pensaron que era un espasmo muscular”.
Martine había tenido fuertes dolores de espalda, pero los médicos creían que era muscular.
“Me habían diagnosticado con Etapa 3 de glioblastoma espinal y me dieron de 6 a 18 meses para generar los más lindos recuerdos que fueran posible” cuenta la joven.
“El día de nuestra boda fue el más maravilloso día de nuestras vidas, hacía años que estábamos comprometidos pero cuando escuchamos mi diagnóstico, sabíamos que necesitábamos planear nuestro gran día rápido”.
Apenas supieron el diagnóstico, comenzó radioterapia.
El pasado 28 de octubre, decidieron hacer una fiesta para los amigos más cercanos y la familia lo más pronto posible, puesto los dos querían cumplir el sueño de casarse, como se habían prometido.
“Tenemos dos hijos, Christopher, de 10 y Joseph, de 6 años, y pensamos pasar los próximos meses planeando nuestra Luna de Miel”.
En junio del 2017 Martine comenzó a tener dolores de espalda, pero los doctores presumieron que, debido a su edad, no era nada grave.
Martine llevaba 12 años junto a su pareja, con quien tuvo dos hijos.
“No fue hasta que viajé a Benidorm a finales de agosto que las cosas empeoraron. Me volví antes a casa y de repente no sentía mis piernas”.
Entonces los médicos le hicieron una resonancia magnética y descubrieron que tenía un enorme tumor cruzando su espina dorsal.
La joven quiere que sus últimos días sean especiales.
Martine describe ese momento como lo recuerda “Estaba aterrada pero aún así imaginé que podía ser cancerígeno”.
Desde entonces se mueve en silla de ruedas, y así lo hará en los próximos meses pues nunca volverá a caminar.
“Entre las consultas en el hospital trato de estar lo más fuerte posible por nuestros hijos. Como el tumor está en la espina dorsal no pueden operarlo pero he estado haciendo radioterapia para tratar de encogerlo”.
Sin embargo, se mantiene positiva y quiere que todo siga lo más normal posible con su familia y amigos.
Según sus propias palabras, su boda fue uno de los momentos más felices de su vida.
“Mi boda fue uno de los mejores días de mi vida, el primer baile, los discursos, la decoración, todo estaba perfecto. Christopher hizo lo imposible para sacarme de mi silla de ruedas y cuando lo logró, pudimos disfrutar de nuestro primer baile”.
“Todos estaban llorando y a pesar de ser un día tan emocionante y conmovedor, lo amé cada segundo”.
Martine comenzó ahora la quimioterapia, pues quiere prolongar su vida y encontrar la forma de curarse, o de inspirar a otros a tener el día que siempre soñaron.
“Nunca creí que iba a estar en una silla de ruedas para mi casamiento, pero todo estuvo perfecto. Tengo los hijos, esposo, amigos y familias más maravillosos del mundo y para mí, es todo lo que importa”.
“Seguiré peleando contra el cáncer mientras pueda, cuando apenas me recupere de la boda, voy a empezar a planear más eventos familiares” cuenta feliz Martine.
Finalmente cumplió el sueño de casarse con el amor de su vida.
La historia de esta joven mujer es digna de ser compartida, así que hazlo con tus seres queridos.