La generosidad es una de las cualidades más hermosas que pueden existir dentro de un grupo de personas. Y la comunidad deportiva del condado de Paulding, Georgia, ha demostrado ser realmente generosa al darle el mejor regalo a su árbitro de 76 años que se encontraba en apuros.
Lemuel Buster, es un abuelo y veterano que fugó voleibol en la Marina. Desde el año pasado, Lemuel se ha dedicado a arbitrar los partidos de voleibol del Departamento de Parques y Recreación del Condado de Paulding.
En pocos meses, este hombre supo cómo destacar por su amabilidad y ganarse el corazón de las chicas que entrenan en el lugar. Pero no sólo los niñas, sino incluso a los padres.
«Es un buen hombre. Se preocupa por las chicas. Le pregunta a mi hija: ‘Oye, ¿tu servicio mejoró?#8217; Él presta atención y en realidad lo disfruta», dijo Leslie Ashworth, madre de una niña niña de 13 años juega en un equipo dirigido por Buster.
Pero hace unos meses Lemuel tuvo un inconveniente con su carro: este se averió y no pudo repararlo. A pesar de la situación él no dejó de asistir a los partidos, ni de cumplir con su oficio.
El señor Buster decidió alquilar un auto para poder llegar a tiempo a los encuentros deportivos.
Al enterarse de la situación, la Sra. Ashworth decidió organizarse con los demás padres y con ayuda de los miembros del condado de Paulding iniciaron una colecta en beneficio del querido árbitro.
Por fortuna, el padre de una de las chicas es dueño de un lote de carros usados y decidió donar uno para el Sr. Buster.
El convertible Chyrysler Sebring sólo necesitaba un par de arreglos y con el dinero recaudado de la colecta comunitaria, pudieron hacerse y cubrirse los gastos.
A principio del mes de mayo, la comunidad decidió sorprender a Lemuel después de un juego en el Mount Taber Park.
Todos se reunieron y entre aplausos y algarabía revelaron el obsequio que tenían preparado para el noble hombre. Su familia también estuvo presente en el emotivo momento.
«Toda la experiencia. Es una bendición, y estoy muy agradecido y conmovido», dijo el amable Sr. Buster.
Como si la sorpresa del auto fuese poco, la comunidad decidió obsequiar $2.000 en tarjetas de regalo para el querido árbitro. Su entrega y entusiasmo en los partidos debe ser realmente grande, su compromiso lo hizo merecedor de esas sorpresas.
Simplemente, un poco de lo que seguramente el Sr. Buster da a cada miembro de la comunidad deportiva.
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