Rosa Estela Olvera Jiménez es la mujer mexicana de 35 años, que el pasado 27 de enero fue liberada de prisión, en Texas, después de 18 años encarcelada por una injusta condena.
Le costó creer que no era un sueño cuando finalmente pudo abrazarse con sus dos hijos, de 19 y 18 años, a quienes, confiesa: «Recién empiezo a conocerlos».
Corría el año 2003 cuando tenía sólo 17 años, una hija de 1 año y 4 meses de embarazo. A sólo dos meses de haber llegado a Estados Unidos, consiguió trabajar como cuidadora de un bebé de 21 meses, en Austin. Pero un día una terrible tragedia terminó por arruinarle la vida.
El pequeño Byron Gutiérrez se asfixió tras un lamentable accidente doméstico con toallas de papel, en el que Rosa no tuvo participación alguna. La atención médica al menor no fue la adecuada, por lo que 3 meses después falleció por muerte cerebral.
Pero debido a que Rosa no sabía inglés, y no pudo conseguir un buen abogado que la defendiera, la justicia fue implacable con ella.
Fue arrestada en 2003 y condenada en 2005 a 99 años de prisión por la muerte del menor
Además se enfrentó a un cargo de 75 años por un supuesto maltrato que habría desencadenado en la asfixia del pequeño.
A pesar de todos los dedos apuntando en su contra, a lo largo de los años Rosa siempre se declaró inocente. Y así abrió su corazón en una entrevista a los medios, después de que su caso levantara una ola de indignación en el mundo entero:
«¡Se ensañaron conmigo!… Cuando recibes una condena de 99 años te quedas desilusionada del sistema, y tú dices:¿Dónde está la justicia? Pero nunca me cansé y siempre defendí mi inocencia, porque esa es la verdad».
También trascendió que todo su proceso estuvo lleno de anomalías y discriminaciones. Tal como sucedió cuando una fiscal manifestó:
«A pesar de ser de México, ella es muy inteligente».
Puedes conocer más detalles del historial de injusticias en este video:
Después de que The Innocence Project, con sede en Nueva York -especializada en representar legalmente a personas que se presumen inocentes-, asumiera su caso, todo dio un giro inesperado.
Y fue así que esta semana, la jueza Karen Sage, del condado de Travis, finalmente firmó una orden para liberar a la convicta después de que una doctora cambiara su versión original, y todo se pusiera a favor de la mujer.
Durante la audiencia, los neumólogos explicaron que no existe manera en que Rosa hubiese podido llenarle la garganta con toallas de papel al niño Bryan Gutiérrez, como argumentaron los fiscales en el juicio de 2005.
“Aquí no se cometió ningún delito; la señora Jiménez es inocente. Si se puede evitar, no debe pasar una noche más encarcelada. No puedo hacerle justicia hoy, pero espero poder darle el derecho del que ha sido privada durante mucho tiempo: su libertad”, dijo Sage.
Rosa ahora está en libertad bajo fianza, a la espera de un nuevo juicio.
Es inaudito que hubieran tenido que pasar dos décadas para que quedara claro que la asfixia fue accidental después de que el niño se llevara el papel a la boca. Y en todo caso, tratarse de una negligencia de omisión derivada de sus obligaciones de cuidadora.
Esta dramática historia incluso fue inmortalizada en la película “Desde adentro” de la cineasta mexicana Lucía Gajá.
La celda de Rosa
Rosa, por su parte, se encuentra abrumada con tantas emociones. Especialmente ahora que podrá estar en la boda de su hija mayor, Brenda, que se casa mañana.
Así fue el emotivo reencuentro con sus hijos que apenas empiezan a conocerla:
Sobre sus años de encierro, Rosa comentó:
«Cuando te arrebatan todo y todo es TODO: tus sueños, tus esperanzas, incluso tus ganas de vivir, lo único que tienes es Dios».
«Sólo espero que me retiren todos los cargos y enmienden su error. Todos somos humanos y cometemos errores. Yo ya los he perdonado», agregó.
«Nunca voy a recuperar ese tiempo perdido, cuando mis hijos comenzaron a caminar, cuando tuvieron su primer amor, cuando se graduaron… Pero quiero que sepan que estoy aquí, que estoy lista para vivir con ellos y disfrutar la vida».
Finalmente, envió un mensaje para todos los que viven una experiencia similar, o ven que todo está perdido:
«Nunca pierdan la esperanza de que hay algo mejor de lo que están pasando. Siempre hay un Dios que todo lo mira y la justicia llega, tarde, pero llega», concluyó.
Es increíble cómo la justicia puede ser implacable con los inocentes y benévola con los atracadores, y desalmados.
Comparte para crear conciencia y que estos casos no se vuelvan a repetir más. ¿Quién le devuelve a esta mujer tantos años sin sus hijos? ¡Esos recuerdos a la que toda madre tiene derecho, y ella no los podrá atesorar jamás!