Debra Stevens, de 47 años, llamó desesperada a los servicios de emergencias para pedir ayuda. Estaba trabajando, cubriendo su ruta como vendedora en Fort Smith, Arkansas, cuando las inundaciones alcanzaron su vehículo.
Eran las 4:38 de la mañana del 24 de agosto cuando Debra sufrió una aterradora experiencia mientras realizaba el reparto de periódicos como cada día.
“Tengo una emergencia, una emergencia grave”, le dijo Debra a la operadora que la atendió tras comunicarse con el 911. “No puedo salir y tengo mucho miedo. ¿Puede ayudarme por favor?”, agregó.
Entre lágrimas le dijo a la operadora que iba a morir, insistía preguntando cuándo llegarían a ayudarla. No sabía nadar, tuvo problemas para describir dónde se encontraba, pero quería sobrevivir.
“No vas a morir, no sé por qué te estás volviendo loca… Te estás volviendo loca, no estás haciendo nada más que perder tu oxígeno ahí. Así que cálmate”, le respondió la operadora.
Debra le explicó que se estaba inundando su auto y que pronto se podría arruinar su nuevo teléfono. “¿Realmente te importa tu nuevo teléfono?, le dijo la rescatista.
“Estás allí llorando por tu vida, ¿a quién le importa tu nuevo teléfono?”, aseveró la operadora durante la llamada.
El agua llegaba al pecho de Debra, podía ver gente a lo lejos mirándola, se excusó por el comentario del teléfono y le dijo que sentía ganas de vomitar mientras lloraba desconsolada.
“Bueno, estás en el agua, puedes vomitar, no va a importar”, le respondió la operadora.
Debra, pensando que lo peor estaba por llegar, le pidió que rezara con ella. La rescatista le dijo que comenzara ella la oración.
“Por favor, ayúdame y sácame de esta agua, querido Padre”, dijo Debra.
“Esto te enseñará la próxima vez que no conduzcas en el agua”, respondió la operadora.
Pero Debra insistía que ella no había visto la inundación, trabajaba repartiendo periódicos desde hace 21 años y no había vivido ninguna experiencia similar.
“No se cómo no lo viste. Tenías que pasar por encima. El agua no pudo haber aparecido repentinamente”, le dijo la rescatista.
Habían transcurrido 15 minutos desde la llamada de Debra cuando la operadora atendió a otros ciudadanos, según la policía, había muchos reportes ese día de personas afectadas por las lluvias.
Debra siguió llorando, y la operadora intentó escribirles a los bomberos su ubicación.
“Estoy hablando por teléfono con ella. Se está volviendo loca”, les dijo.
Después de 18 minutos de espera, ella le preguntó al bombero si podía ver el vehículo de Debra y la respuesta fue negativa. Había una confusión con la ubicación.
Como Debra continuaba llorando, la operadora le dijo: “Señorita, tendrá que callarse, ¿puede tocar la bocina?” a lo que respondió: “Mi bocina está muerta, todo está muerto”.
El nivel del agua estaba sobre su auto, gritaba por ayuda, la operadora le decía que los rescatistas la estaban buscando en el lugar.
“¡Mi auto comienza a moverse!”, gritó Debra.
“Está bien, escúchame, lo sé. Estoy tratando de conseguir ayuda. Sé que tienes miedo. Solo espera por mí porque tengo que atender otras llamadas”, dijo la mujer al teléfono.
La situación de Debra empeoraba y gritaba que ya no podía respirar, aseguró que iba a morir.
“Señorita Debra, está respirando porque me está gritando. Así que cálmese, sé que está asustada. Espere por mí”, le respondió la operadora.
Y ya no obtuvo respuesta, fueron las últimas palabras de Debra.
“¿Señorita Debra? Oh, Dios mío, parece que ahora está bajo el agua”, exclamó la mujer que atendió la llamada.
A las 5:00 de la mañana terminó la comunicación telefónica, los equipos de rescate llegaron al lugar donde se encontraba Debra 58 minutos después, intentaron reanimarla, pero no tuvieron éxito.
Las autoridades policiales de Fort Smith emitieron un comunicado sobre el caso diciendo que habían publicado la grabación de la llamada después de recibir numerosas solicitudes de los medios de comunicación.
“La grabación contiene el audio de los últimos momentos de una persona, así como el dialogo entre ella y la operadora del 911. Aunque la respuesta de la operadora en una situación extremadamente tensa suena insensible e indiferente, se hizo todo lo posible para localizar y salvar a la señora Debra”, reza el mensaje.
Las dificultades de Debra para decir su ubicación además de las inundaciones retrasaron el rescate.
Danny Baker, jefe de la policía, dijo: “Estoy desconsolado por esta trágica pérdida, mis oraciones están con la familia y amigos de Debra”.
>“Todos los socorristas que intentaron salvarla están devastados, para nosotros, salvar vidas es el principal compromiso, cuando no tenemos éxito nos duele”, dijo el jefe policial.
Los familiares de Debra se han negado a ofrecer declaraciones a los medios de comunicación.
Se pudo conocer que la operadora, Donna Reneau, había renunciado a su trabajo el pasado 9 de agosto, estaba trabajando su último turno matutino cuando sucedió la tragedia.
Después de este incidente, las autoridades aseguran que analizarán las políticas de su unidad de comunicaciones. Comparte este caso que ha generado una gran polémica.