Para los niños no ha sido fácil adaptarse a los cambios que ha generado la pandemia, la modalidad de clases presenciales ha sido suplantada por la educación a distancia.
Entre las dificultades de aquellos que tienen pocos recursos económicos para hacer frente a la crisis, la ansiedad de los padres y el desafío de permanecer encerrados en casa, muchos pequeños se ven afectados.
Brian, de 8 años, igual que muchos de su edad, está agotado de tantos deberes escolares en casa. Para los niños, estudiar sin la compensación de socializar, tener la orientación de un maestro y compartir en el aula supone un sacrificio.
Tamara, la madre de Brian, una mujer de 27 años de la ciudad de Santa Sylvina, Argentina, estaba exhausta y no sabía cómo atender las rabietas de su hijo que se negaba a hacer los deberes escolares.
Ella le dijo al niño que llamaría a la policía para que lo castigara en caso de que no hiciera sus deberes escolares, pero el menor nunca creyó que podría ser realidad.
Así que decidió acudir a la comisaría de su localidad para pedir ayuda, en el parte policial escribieron:
“Apela que, a través de una postura de rigor, su hijo realice sus deberes escolares encontrándose la misma en estado de impotencia y desesperación, por la rebeldía”, señalaron los agentes en un parte policial solo de carácter simbólico.
La madre entró con su hijo, el pequeño estaba atemorizado y con sus cuadernos en la mano.
Los policías que estaban de guardia ayudaron al niño a hacer sus deberes escolares, además, le resaltaron la importancia de estudiar y acatar las recomendaciones de los padres.
Cuando la familia entró a la comisaría, los agentes se percataron de que eran de origen humilde, se conmovieron al ver las zapatillas del pequeño deterioradas, así que recolectaron dinero para ayudarlos.
“Esto nos reconforma y nos alegra sentirnos útiles para la sociedad; destaco el comportamiento de los afectivos policiales que afianzan los lazos con la comunidad, para el cual está destinado nuestro trabajo”, dijo Sergio Daniel Luque, subcomisario, jefe de la Comisaría, resaltó el noble gesto de los uniformados.
El trato amable que Brian recibió de los agentes, con quienes conversó sobre los buenos valores, le dejará un buen recuerdo de la amarga experiencia que vivió cuando sintió miedo por la amenaza de su madre.
Es importante validar las emociones de los niños, y desde la comprensión y empatía establecer los límites necesarios para su formación, pero siempre con el respeto que cualquier persona, sin importar su edad, se merece.
Es normal que se sientan cansados, frustrados, irritados, y que no sepan identificar sus emociones, transmitirlas y regularlas, todavía su cerebro se está desarrollando. Quienes sí deberían actuar con serenidad son los adultos y sin embargo, pierden el control.
Brian terminó los deberes escolares que tenía pendientes y creó un bonito lazo de amistad con los policías que lo recibieron junto a su madre. Los agentes les entregaron dinero en efectivo y ropa y zapatos para ellos.
Las imágenes del hecho recorren las redes conmoviendo a miles de personas, no te vayas sin compartirlas.