Lloran de emoción al reencontrarse en una residencia de ancianos tras 100 días sin verse

La emoción de una pareja de abuelitos cuando se reencontraron después de pasar 100 días separados conmovió no solamente a los que vieron su reacción sino a miles de personas que han visto las imágenes.

Hay parejas que demuestran que el amor verdadero sí existe y que es capaz de superar todas las adversidades.

Así como el de estos adorables abuelitos, George, de 89 años y Joyce Bell, de 87, ambos lloraron de alegría cuando finalmente se reencontraron en una residencia de ancianos.

George y Joyce necesitaron ser ingresados en un hospital para atender sus problemas de salud, durante meses estuvieron separados y sufrían mucho porque se echaban de menos, no estaban acostumbrados a estar el uno sin el otro.

Cuando recibieron el alta médica finalmente pudieron ser trasladados a la residencia de mayores de Tollesby Hall, Middlesbrough, y ahí fue el conmovedor encuentro.

Su emoción contagió a todos los presentes

Joyce se sentía complacida de volver a ver al amor de su vida, para ella los 100 días que permanecieron separados se convirtieron en una eternidad.

Y él también estaba feliz de ver a su amada, posiblemente mientras estaban ingresados en el hospital temieron en algún momento si podrían volver a verse.

Afortunadamente sí se reencontraron y su emoción traspasa la pantalla de los que contemplamos sus rostros en las fotos que captaron los trabajadores de la residencia de mayores.

Joyce dijo sobre el reencuentro: “Él me abrazó con fuerza y dijo que nunca más me dejaría por el resto de su vida”.

Ellos jamás podrán olvidar la emoción de haberse visto tras extrañarse tanto y después de muchos años sin separarse.

George y Joyce contrajeron matrimonio hace 66 años cuando ella tenía 21 y él 23. Se casaron en la antigua iglesia de St Cuthbert en Newport Road, que ya no está allí.

emoción

Cuando comenzó su relación amorosa, a George le costó un poco ganarse el afecto de la madre de Joyce.

“Mi madre solía llamarlo ‘el gran tonto de la motocicleta’”, relató Joyce con emoción.

George se ganó el cariño de toda la familia de su novia, lo admiraban, no le gustaba que lo llamaran “el señor Bell”, así que la gente se acostumbró a decirle “George”.

Su gran sentido del humor lo motivaba a hacerle bromas a las demás personas, y siempre ha hecho todo lo posible por ayudar al que lo necesite.

Cuando les preguntan cuál es el secreto de un matrimonio tan feliz y largo, Joyce responde: “Dejarlos que se salgan con la suya”.

También dice que poner los pies sobre la tierra le ha ayudado a hacer realidad el sueño de tener una relación tan ejemplar.

Después de prestar servicio a su país, cuando estaban recién casados, George era electricista, amaba su trabajo y replicaba modelos de motores en tamaño real como pasatiempo.

Recorría grandes ciudades trabajando y al cumplir 65 años se negaba a jubilarse porque le encantaba lo que hacía.

En su 40 aniversario de bodas, George le compró a Joyce un anillo hermoso que ella recibió con emoción y que atesorará por siempre.

Siempre han estado juntos, apoyándose, celebrando los buenos momentos y compartiendo la vida que con tanta ilusión crearon en pareja.

Hasta que tuvieron que ser ingresados en el Hospital de la Universidad James Cook, en Middlesbrough, para ese entonces vivían en su casa en Marton.

Pero después de recibir el alta entraron en una residencia de mayores en la que pueden recibir los cuidados que necesitan. A pesar de que no era la opción que querían, ahora están felices.

“Le hice hacer una promesa. Le dije a George que si entraba en una residencia de mayores yo no entraría”, dijo en tono de broma Joyce.

Ambos se sienten satisfechos de la atención que reciben, desde que se reencontraron han permanecido unidos.

Joyce se recupera de una fractura que sufrió en su cadera, necesita constante atención médica pero cada día, el personal de la residencia la traslada al lugar donde está su amado esposo.

Rachel White, trabajadora de Tollesby Hall Care Home, relató con emoción: “Con el apoyo del equipo aquí en Tollesby pudimos reunir a George y a su esposa nuevamente”.

Las imágenes son realmente conmovedoras y nos recuerdan la importancia de valorar cada segundo la presencia de los seres que amamos.

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