Si hay una experiencia desgarradora para una madre, esa es perder a un hijo. Especialmente cuando es una enfermedad brutal la que le ha arrebatado la vida, ocasionándole un gran pesar. Como lo vivió una madre brasileña que perdió a su pequeño de tan solo un año de edad.
El pequeño Bernardo Teixeira da Costa, de solo un año, falleció por complicaciones de COVID-19 y dengue. Fue ingresado en la sala de emergencias de Rio Branco, pero su dócil cuerpecito no resistió la implacable fuerza de las dos enfermedades que le invadieron.
Bernardo murió el 3 de enero, en la sala de emergencias. Fue ingresado el día 1. Su madre, Luzia, no recuerda la fecha en que empezó a sentir los síntomas, pero llevaba al menos 10 días pasándola mal y en ese período solo le diagnosticaron dengue.
El principal síntoma del bebé fue la fiebre. No obstante, únicamente fue medicado con antibióticos, hasta que le resultó imposible poder respirar con normalidad y los médicos accedieron a realizarle una prueba de COVID-19.
Pese a la insistencia de los padres, no querían realizarse una prueba de coronavirus
Los padres del bebé ya habían dado positivo al coronavirus y con su hijo sucedió lo mismo tras la realización de la prueba, pese a que suele pensarse que es una enfermedad de la que los niños pequeños son inmunes.
En ese momento, Luzia vio sus sueños interrumpidos por dos enfermedades graves y peligrosas.
“Mi mayor sueño era comprarle cuadernos a mi hijo e ir a dejarlo a la escuela; verlo estudiar, crecer, tener una familia, ir a la universidad. Todo lo que yo no tuve, soñaba con que lo tuviera mi bebé”, señaló la abatida madre.
Ahora, la devastada Luzia solo quiere crear consciencia y pedir a las otras mamás estar atentas a cualquier síntoma que puedan presentar los niños. Ante todo, no hay que subestimar ninguna enfermedad, por más inofensiva que se le crea.
“No solo el coronavirus mata, también el dengue. La gente muere. El dengue también es un gran mal y hay que fijarse en eso”, señaló la madre.
El pesar de esta madre es abismal: perdió a su único hijo, a una edad tan corta en la que ni siquiera había dado sus primeros pasitos para explorar el mundo.
“Él era mi único hijo. Fue planeado, amado, muy bien cuidado. Es un dolor inexplicable”, afirma Luzia.
Con el vacío de perder a su hijo, Luzia, quien vive en la zona rural de Xapuri, en el interior de Acre, se centra en cuidar a su familia, especialmente a sus sobrinos pequeños, y busca fuerzas para seguir adelante tratando de ayudar a otras personas.
Esperamos que muy pronto los padres de este hermoso ángel puedan encontrar consuelo y que la memoria del dulce Bernardo sea una señal de alerta y cuidado para todas las madres.
Comparte esta triste historia con todos tus amigos y recuerda que toda enfermedad puede resultar letal cuando no se atiende adecuadamente. Cuida siempre de los más pequeños.