Era el año 2001 cuando Ángel Ramírez,un pescador originario de Chimbote, Perú, salió como de costumbre a pescar en la madrugada. Su familia, también como de costumbre, lo esperaba, pero nunca regresó.
Sentimientos de desesperación se apoderaron de todos al no tener rastro del hombre, todo apuntaba a que su embarcación había naufragado y Ángel se debatiría entre la vida y la muerte.
Aunque acudieron a la solidaridad de la comunidad de pescadores para ir en su búsqueda nada dio resultado, mientras la familia no perdía las esperanzas de que apareciera. Así pasaron 18 años, llorando su pérdida pero sin desfallecer.
Un día un grupo de jóvenes habrían conocido a un vagabundo en las calles, que llamó poderosamente su atención por las historias que contaba.
Perdido en sus recuerdos, les aseguraba haber sido víctima de un naufragio hace 18 años. Así que no dudaron en tomarle fotos y subirlas a las redes con la esperanza de que hubiera alguien que todavía lo buscara.
Fue así como él corazón de Ángela Ramírez, hija del hombre perdido cuando ella tenía 9 años, al ver las fotos empezó a paralizarse de la impresión.
No estaba cien por ciento segura pero parecía ser su padre.
Gracias a la intervención de las autoridades, y el grupo de jóvenes bondadosos que no pasaron de largo, llevaron a Ángel a un hospital.
Su familia que lo creía muerto hace 18 años llegó de inmediato
Lágrimas de emoción corrían por el rostro de todos al escuchar que las huellas de su padre desaparecido en altamar y las del vagabundo que tenían delante coincidían
«Nosotros lo teníamos en el corazón, sabíamos que en cualquier momento iba a aparecer», asegura una de sus hijas.
Sin embargo, no toda su familia apuesta que el vagabundo sea él. Dicen que no quieren hacerse falsas ilusiones y están esperando las pruebas de ADN que lo corroboren.
Mientras que paradójicamente sus antiguos amigos pescadores dicen que no necesitan de ninguna prueba de ADN, saben que es él.
«Agradecido por este milagro», confiesa Carlos Reto, un amigo.
Sus amigos ya no lo sueltan más, ni de de día ni de noche
Los pescadores que han hablado con él dicen que no se acuerda de casi nada, pero algo de lo que sí habla con absoluta certeza es que un barco chino lo habría recogido tras el naufragio, y lo habrían retenido durante años en aguas internacionales hasta que pudo finalmente bajarse a tierra en puerto peruano.
«Que lo han hecho trabajar, que lo han tenido como un esclavo», asegura su amigo Jorge Zapata, según las declaraciones del náufrago.
Lo recuerdan como un hombre fuerte y hábil en la pesca del calamar, pero esas cualidades ya son cosa del pasado, ahora solo mira con desconfianza a todo el que se le acerca perdido entre sus recuerdos.
Los médicos ahora luchan contra su desnutrición por todo el tiempo que estuvo deambulando en las calles, mientras que la familia se prepara para llevarlo a casa una vez que ser recupere y las pruebas confirmen su parentesco.
Después de haber llorado su pérdida durante 18 años, esperan que este sea su verdadero milagro de Navidad.
Comparte esta noticia que parece sacada de una película de Hollywood, es increíble que por un simple gesto de unos jóvenes que decidieron no pasar de largo ahora este hombre puede volver a escribir su historia.