El calor que se transmite por el contacto humano no sólo es una demostración de afecto sino también representa vida a los años y más para los padres y abuelos… seres que ya están en la llamada tercera edad.
Un estudio reciente por parte de los investigadores de la Universidad de California confirma que la soledad en los adultos mayores juega un papel muy importante en la aceleración del proceso de envejecimiento, lo que resulta un menor tiempo de vida.
Las investigaciones se basaron en la observación de 1.600 personas mayores, con edad promedio de 71 años. Considerando cómo único factor la soledad, se excluyó el estatus socio-económico y el factor salud para este estudio.
Durante 6 años de investigaciones, hubo personas que lamentablemente fallecieron, de los cuales el 23% correspondió a los participantes que se encontraban solos y el 14% a los adultos mayores que regularmente tenían algún tipo de contacto con sus seres queridos… ¡El sentimiento de soledad marcó una gran diferencia!
La soledad, es un factor de riesgo psicosocial que representa para las personas mayores una fuente de angustia y sufrimiento, lo que va deteriorando su calidad de vida.
Otros estudios han demostrado que las medidas de aislamiento social, que incluye el número de contactos sociales y la cantidad de participación social, están asociadas con resultados nada favorables para el bienestar general.
Es importante hacer la acotación que en este caso se considera a la soledad como el sentimiento amargo de estar solos. Hay personas que están acompañados, pero realmente no sienten la compañía como un signo de amor y atención.
Así como hay otras que las visitas de sus familiares significan para ellas recibir ese calor humano que llena el alma y sin lugar a dudas regala más vida.
No se trata de un análisis cuantitativo. No se puede medir que tan mal se puede sentir una persona en soledad.
Sin embargo, el malestar subjetivo de la soledad puede ser uno de los factores más importantes de sufrimiento que afecta la calidad de vida, en lugar de considerar solo las mediciones objetivas de indican la presencia de un aislamiento social.
Generalmente, las personas de la tercera edad tienen mayor tolerancia a los defectos de sus amigos y familiares. Manifiestan una disposición a compartir sus conocimientos y experiencias que representan para ellos la sabiduría de su largo recorrido.
Recordar el tiempo, dedicación, amor, entrega y atención, que estos padres y abuelos le dedicaron a los más jóvenes es un deber moral que no puede ser ignorado.
Sólo un par de horas a la semana de una visita por parte de los más jóvenes, una llamada al día, se pueden multiplicar en años de vida llenos de una calidad expresión de amor y felicidad.
Cada quien es responsable de la administración de su tiempo y de las actividades que realiza en su vida, pero sería muy interesante tomar un minuto para un sencillo y sincero análisis y responder algunas preguntas tales como:
¿Con qué frecuencia vemos a nuestros padres? ¿El tiempo que estamos con nuestros padres es de calidad? ¿Hace cuánto no le preguntamos si realmente ellos sienten nuestro amor?
¿Cuándo fue la última vez que ellos escucharon de nuestra boca un “te amo” o un “gracias por la vida”? ¿Cuándo fue el último abrazo?
Cuanto mayor sea una persona, más importancia empieza a otorgarles a las relaciones familiares.
Compartir experiencias de vida, sentir que ayudan a otros desde su punto de vista, sentir que son escuchados y que sus años no han pasado en vano son alimentos para el alma que llenan el cuerpo de excelentes nutrientes.
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Comparte con tus amigos y familiares, multipliquemos los años de vida de nuestros ancianos agregándole más vida a sus años.