Para nadie es un secreto que en muchos países la salud representa un asunto bastante costoso. Enfermarse podría ser algo casi lujoso en ciertos casos pues realmente los precios de la salud exceden por mucho el ingreso de un salario. Más aún si se trata de algún tipo de enfermedad complicada pero ¿qué hacer ante un paciente que no tenga con que costear sus gastos médicos?
Pues parece que en Australia la opción más simple ha sido deportarlo. Esta es el trágico destino que atraviesa una familia irlandesa cuyo hijo mejor sufre de fibrosis quística, una enfermedad hereditaria.
La familia Hyde ha vivido en Australia durante 10 años, pero ahora corren el riesgo de ser deportados, debido la enfermedad del pequeño Darragh, ya que representa una potencial carga para los contribuyentes.
Lo irónico del asunto es que este paciente es Australiano, así que se vería obligado a marcharse de su propio país.
Anthony y Christine Hyde llegaron al país en el 2009 desde Irlanda, desde ese entonces han residido de forma legal en el estado de Victoria. En el año 2016, semanas antes de que el pequeño Darragh naciera, la pareja inició su proceso para solicitar la residencia permanente. Sin embargo, ahora tienen hasta el 18 de junio para abandonar el país.
Ante esta lamentable circunstancia, la familia ha decidido dar a conocer su caso. Recientemente aparecieron en un programa de televisión nacional, haciendo un llamado al Ministro de Inmigración, Peter Coleman, para intervenga en su caso y les permitan quedarse.
«Nos gustaría asegurarnos de que el caso se analizara y nos mirara en conjunto, a toda la familia, y lo que aportamos en este momento y en el futuro a Australia. Ambos trabajamos y somos voluntarios. Sentimos que somos parte de la comunidad, parte de Australia», dijo Anthony Hyde.
La situación es verdaderamente aterradora para esta familia. El medicamento requerido por Darragh supera los $300.000 al año, y en Australia los migrantes potenciales deben pasar ciertos requisitos de salud antes de que se les otorgue la residencia permanente.
Por ese motivo, si algún médico del departamento de inmigración considera que uno de los solicitantes posee una condición médica o discapacidad que resulte demasiado costosa para el contribuyente, se niega la solicitud al grupo familiar.
«Da bastante miedo. Esta es nuestra casa y nos han pedido que nos vayamos». Dijo la Sra. Hyde, quien trabaja como subdirectora interina.
Ante esta situación, la única esperanza posible para los Hyde es que el Ministro decida reconsiderar el caso. El promedio anual de ayuda médica que podría soportar el Estado para los inmigrantes es de $40.000, pero la medicina de Darragh lo supera por mucho.
Los Hyde no son los únicos que han pasado por esta situación. A principio de año, el ministerio abogó por una familia butanesa a la que se le había informado que debían irse por la enfermedad auditiva de su hijo.
A ellos se les otorgaron visas de ex residente de la subclase 151, estas les permiten permanecer en el país de forma permanente y esto es lo que busca ahora la familia irlandesa.
Realmente este es un caso complicado, pero que se traduce más a un sentido de humanidad y apelamos a la sensibilidad de las personas encargadas para que puedan actuar en la problemática de esta familia.
A pesar del gasto que pueda generar la enfermedad de niño, es un ciudadano australiano y un ser humano más. Esperamos que los entes gubernamentales puedan sensibilizarse con el caso de este grupo familiar.
Por favor comparte esta historia y ayúdanos a hacer más presión para que esta familia no tenga que abandonar el país en el que han hecho su hogar, sólo por la desafortunada enfermedad de su hijo.