Portando armas, los deudos del paciente ingresaron al hospital y amedrentaron a todo aquel que encontraron a su paso, policías a cargo de la seguridad del centro de atención médica, pacientes, visitantes y médicos del lugar, en un absurdo intento de toma de venganza, por lo que se requirió la presencia de más agentes para neutralizar la situación.
“Después de este incidente reprobable, a todas luces, el Gobierno de la Ciudad de México y la Secretaría de Seguridad Ciudadana preparó un operativo para garantizar la protección del personal de salud en clínicas y hospitales”, aseguraron las autoridades aztecas.
Mientras tanto, la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodriguez, aseguró que se integra un protocolo de protección que podría incluir el aumento de elementos de seguridad en centros hospitalarios y medios de transporte dispuestos exclusivamente para trasladar al personal de salud.
“Casos como este no pueden pasar desapercibidos y tomaremos las medidas que sean necesarias para que no se repitan”, aseguró la jefa de Gobierno.
Sin embargo, parece haber poca coordinación entre los paísespara abordar lo que por naturaleza es un desafío global. Los líderes de las naciones afectadas están luchando para tratar de controlar la situación.
Imponen medidas restrictivas en sus países, inyectan dinero en sus economías y prometen que sus sistemas de salud encontrarán de alguna manera las camas supletorias, los médicos y las enfermeras que inevitablemente necesitarán.
Hasta el momento, esta pandemia ha cobrado 283 mil vidas y contagiado a muchas más a lo largo y ancho de todos los continentes, salvo la Antártida, en un tránsito que cruza hasta las fronteras geográficas que la propia política cerró.
Esta crisis sanitaria nos ha colocado ante un riesgo global que nos hace cobrar conciencia como especie humana, de la necesidad que tenemos de asumir que hay asuntos de la humanidad que desbordan las fronteras, y que no se deben buscar culpables donde no los hay.
Las catástrofes sacan lo peor y lo mejor del ser humano. La presencia del coronavirus en nuestra vida cotidiana nos resquebrajó, pero, viendo el vaso medio lleno, también nos está brindando la oportunidad de crear un mundo nuevo y mucho mejor.