En el pequeño pueblo de Earlham, en el estado de Iowa, Estados Unidos, vive un héroe anónimo, un ser como pocos, de esos que son capaces de darlo todo, la vida, de ser necesario para ayudar a los demás.
En medio de estos tiempos aciagos que vivimos debido a la crisis sanitaria que el mundo enfrenta, noticias como esta son un verdadero bálsamo de esperanza que nos demuestran que los actos de bondad, por pequeños que sean son las armas que tenemos los seres humanos para superar las adversidades y cambiar la realidad.
Esto lo supieron de primera mano los residentes Earlham, cuando un buen día un extraordinario y generoso ángel invisible donó la cantidad de 150 dólares a cada familia de la zona para poder abastecerse de alimentos esenciales para sobrevivir en tiempos de pandemia.
Todo comenzó con una llamada recibida por el alcalde de Earlham, Jeff Lillie, el 26 de marzo pasado, quien supo, por intermedio de su interlocutor y amigo que un donante, quien no deseaba revelar su identidad, deseaba inyectar algo de dinero en la economía de la ciudad.
En vista del deseo de anonimato del solidario vecino se acordó que se comprarían 100 tarjetas de regalo de tres empresas locales para lograr hacer llegar la ayuda a las familias de la localidad.
Pero, la sorpresa fue aún mayor cuando, en una segunda llamada, Lillie se enteró de que el donante había decidido aumentar el número de vales de regalo de 100 a 250, y luego hasta 500.
Cuando el edil le dijo al hombre que había 549 hogares en la ciudad, este solo se limitó a responder “Listo”. Y eso fue todo. Estaba emocionado asegurándose de que todos recibieran la bonificación que pareció más bien un regalo del cielo.
“Le dije que, a los 500, estaría casi dando una tarjeta de regalo a cada hogar en Earlham”, dijo Lillie.
No contento con ello y para sorpresa del alcalde de la ciudad, el donante fue aún más lejos al comprar, no solo 549 tarjetas en total, sino 549 tarjetas de cada una de las tres empresas que las ofrecían.
En total, el inestimable gesto del desconocido le costó la suma de nada menos 82.350 dólares, y cada negocio recibió más de 27 mil en ganancias.
La semana siguiente, cada hogar en la ciudad se despertó con una grata sorpresa en su buzón de correos: un sobre que contenía una carta de la ciudad y tres tarjetas de regalo de 50 dólares para ser gastados en tiendas de alimentación, un restaurante y una cafetería.
“La tarjeta ha traído esperanza a los ciudadanos y es una bella forma de decirles que la ayuda está en camino. Llegó al final de un par de semanas realmente difíciles para todos” explicó el alcalde.
Definitivamente, son actos generosos como este, no importa si son grandes o pequeños los que nos ayudarán a salir victoriosos ante esta situación que no es inédita para el mundo, pero que ha golpeado con una dureza sin precedentes a todo nuestro hermoso, pero también muy denostado planeta azul.
Comparte esta bellísima historia que nos trae un hilo de esperanza y fe en la humanidad con tus amados y apreciados familiares y amigos, y no dejes de hacer lo que esté en tus manos para ayudar a quien más lo necesite, más aún en estos momentos en que nos necesitamos fuertes y unidos como especie.