Para quien desea tener un hijo escuchar una y otra vez la sugerencia de interrumpir el embarazo resulta muy perturbador.
Esto fue lo que vivió Kiera Meldrum, de 20 años, cuando los médicos le dijeron 14 veces que no continuara con el embarazo, afortunadamente ella se opuso y dio a luz a su hija Lillee-Rose a las 34 semanas de gestación.
Durante la exploración de la semana 12 en el Hospital de Leeds confirmó que todo estaba bien, pero 8 semanas después el pronóstico cambió cuando los médicos notaron que el estómago de la bebé se estaba llenando de líquido.
«Desde la semana 21 los médicos me dijeron todas las semanas que interrumpiera mi embarazo. Escuchar esa recomendación una y otra vez fue horrible, pero algo me dijo que Lillee-Rose lo lograría”.
La bebé fue diagnosticada con atresia yeyunal, un estrechamiento anormal de parte de su intestino. También le diagnosticaron ascitis grave de grado tres lo que implicó una serie de complicaciones.
Pero Kiera, quien había sufrido cuatro pérdidas espontáneas antes de concebir a Lillee-Rose, se negó a interrumpir la vida de su hija.
«Me negaba a decirle adiós a Lillee-Rose cada vez que me lo pedían. Estoy tan feliz de haber escuchado a mi corazón en lugar de escuchar a los médicos».
El 26 de febrero, seis semanas antes de la fecha planeada Kiera entró en trabajó de parto y media hora después de haber llegado al Hospital de York dio a luz a Lillie-Rose con casi 2 kilogramos, inmediatamente fue trasladada al Hospital de Leeds para una cirugía.
“Cuando comencé el parto estaba aterrorizada, pero no podía renunciar a mi pequeño milagro. Esperar su primer llanto me pareció una eternidad. Finalmente, ese pequeño grito estalló y sentí un gran alivio”.
La pequeña fue sometida a varias operaciones durante las 8 semanas que permaneció en el hospital antes de que su madre la pudiera llevar a casa.
«Me entregaron a mi hija y era la bebé más hermosa que había visto en toda mi vida. Era perfecta”.
Seis meses después es una niña feliz y saludable.
«Me sentí muy mal cuando me dijeron que mi bebé no estaba bien. Pero sabía que podía lograrlo. No había manera de que interrumpiera mi embarazo”.
En la semana 28 los médicos revelaron que el intestino de la bebé se había roto y el líquido amniótico se estaba transfiriendo al estómago de Kiera.
Los médicos aconsejaron drenarlo, pero advirtieron que el proceso podría lastimar a la bebé y Kiera decidió no hacerlo.
«Tenía un dolor constante, pero tenía que hacer todo lo posible para proteger a mi bebé o nunca me lo perdonaría».
Kiera tuvo una movilidad limitada y dolores constantes hasta que, finalmente dio a luz a su bebé.
No fue nada fácil ver a su bebé en la incubadora con cables y monitores, pero sabía que era lo mejor para ella.
«Había estado esperando meses para tenerla y ahora ni siquiera podía sostenerla en mis brazos. Fue muy devastador».
Con tan sólo 6 semanas de edad Lillee-Rose se sometió a segunda cirugía. Su condición es tan rara que los médicos escriben trabajos de investigación sobre su caso.
Lillie-Rose es monitoreada cada tres meses. Felizmente su progreso es muy satisfactorio, fue diagnosticada con intolerancia a la lactosa, pero de resto está creciendo sana y fuerte.
«Tenerla en casa conmigo es una bendición. Es mi pequeño milagro».
Realmente es una historia muy emotiva que Kiera decidió publicar para alentar a otras madres que escuchen su corazón. No dejes de compartir este milagro de amor.