Al menos 60 sacerdotes han fallecido en Italia, a causa del coronavirus. Una cifra que si bien es insignificante frente al número de muertos en todo el país, no deja de causar impacto por tratarse de almas, que mal o bien, tratan de hacer algo por los más necesitados.
En Italia se cuentan ya 86.000 casos confirmados y 9.000 víctimas mortales por el covid-19
Ciertamente, la mayoría de ellos eran mayores de 70 años, aunque en los últimos días ya hay registros de muertes de curas más jóvenes. Lamentablemente, lo más triste es que ni siquiera es una cifra real, ya que no se han contado todos los que están muriendo en las comunidades religiosas.
Los nombres de los clérigos fallecidos fueron publicados por el diario local Avvenire, donde señalan que el riesgo que asumen diariamente los sacerdotes es enorme, ya que por indicación del Papa siguen atendiendo enfermos de coronavirus y bendiciendo los ataúdes en los cementerios.
Durante una misa, el pasado 23 de marzo, el Papa les dirigió unas contundentes palabras:
«Tengan coraje para salir a ayudar a los enfermos»
Es verdad que muchos de los sacerdotes, si bien todavía estaban en pleno ejercicio de su minsterio, tenían enfermedades subyacentes, la causa primordial de que el coronavirus se haya agravado.
Sin embargo, entre ellos también se cuenta a Paolo Camminati, de 53 años, párroco de Nuestra Señora de Lourdes en Piacenza, y que cuidaba a su madre enferma.
Camminati era un amante de la montaña, un apasionado de las juventudes y de las causas sociales
Muchos jóvenes han llorado su partida sin entender por qué las almas buenas son las que tienen que marcharse de este mundo.
Una comunidad de antiguos misioneros javerianos también ha perdido a 13 de sus miembros.
«Es una prueba difícil. Estamos consternados Sentimos un gran sufrimiento», dijo el obispo Gianni Ambrosio, de Piacenza-Bobbio.
Mientras que de Bérgamo, una de las zonas del norte de Italia más afectadas por el virus, proceden la mayoría de sacerdotes fallecidos e ingresados en hospitales en estado grave.
Pero otras diócesis como: Parma, Cremona, Milán, Lodi, Brescia, Casale Monferrato, Tortona, Trento, Bolzano, Salerno, Ariano Irpino, Nuoro y Pesaro, también lamentan la partida de sus pastores de almas.
«Es doloroso ver a los sacerdotes enfermarse. A veces les sucede por celo pastoral. Entran en la unidad de cuidados intensivos donde, naturalmente, nadie suele entrar más que los médicos y ellos», dijo Enrico Salmi, obispo de Parma.
Revelan que muchos de ellos eran capellanes de prisiones, responsables de la atención pastoral de los migrantes, líderes de jóvenes, que ahora quedan sin un rumbo…
Otra muerte que ha conmocionado mucho es la del obispo Mario Cavalleri, que fue ordenado a escondidas en la Segunda Guerra Mundial, y durante 80 años de sacerdocio veló por los más necesitados de Costa de Marfil.
Cavalleri cumplió 104 años antes de perder la vida a causa del coronavirus
En la diócesis de Piacenza, la muerte con apenas unos días de diferencia de dos sacerdotes gemelos, de 87 años, hizo llorar a muchos.
Aunque sabemos de sobra la polémica imagen que pueden tener los sacerdotes por la ola de escándalos sexuales, estas muertes no dejan de conmover al mundo entero. A fin de cuentas, han pagado con su vida su generosidad, al igual que los médicos, los bomberos, los policías, y todos los que luchan en primera línea.
Pero también hay buenas noticias para la Iglesia, como la del obispo chino de 98 años, que ha logrado recuperarse con éxito de la enfermedad. Al igual que el obispo de Cremona, Antionio Napolioni, que ya está curado.
Los sacerdotes que murieron en estos días han sido enterrados sin ritos funerarios, como el resto de las víctimas del virus.
Nos duele que el mundo haya perdido a estos ministros de la fe, a fin de cuentas eran personas entregadas a los más vulnerables y dejan un gran vacío difícil de llenar. ¡Comparte esta noticia!