La crisis política, social y de valores que existe actualmente en Venezuela, ha llevado a muchos residentes a dejar su tierra natal en busca de nuevas oportunidades en el exterior. El éxodo ha sido abrumador, y muchos han sufrido vejámenes y humillaciones en su destino escogido.
Esta es, precisamente, la historia de Rony, un panadero venezolano de 45 años de edad, quien en días recientes fue tratado con desprecio por un cliente en Brasil. Además, necesita desesperadamente encontrar un hogar para él, su esposa, sus seis hijos y dos nietos, y salir de una vez del albergue donde residen.
Vecinos de la comunidad de la ciudad de Sao Paulo se organizaron en una campaña profondos para ayudar a este panadero de profesión, pero quien actualmente vende frutas y verdurasen la calle misma donde fue vejado por el cliente quien le pidió algunas mazorcas de maíz.
Como no hablaba portugués, no entendió la solicitud y la persona respondió diciendo algo que dejó entrever su intolerancia y su falta de respeto, acusando a Rony de usurero.
“Entender, no entiende, pero contar dinero de otros, sí sabe”, comentó con mala intención aquel hombre.
Sin embargo, aquel incidente ya quedó en el pasado. La metade este humilde inmigrantees encontrar un techo seguro para su familia, que sirva a su vez para volver a activar la producción de pan.
Esto, con la intención de poder alquilar por un año más, al menos, y no depender de alguien ajeno a él para mantener a los suyos. Más de mil personas dijeron “YO” a la iniciativa, dando como resultado el cumplimiento de la meta inicial.
Al final de la jornada, la campaña había recaudado la asombrosa suma de casi 11 mil dólares estadounidenses. Sin embargo, el llamado permanecerá activo durante unos días más. Con la suma que logre recaudar, finalmente, Rony adquirirá más insumos para producir y vender sus delicias enharinadas.
Conocimos la historia de Rony a través de Gabriela Castro, una de sus vecinas. Fue ella quien presenció la lamentable escena protagonizada por el venezolano trabajando bajo la lluvia con su hijo de 13 años.
“Llueva o haga sol, Rony no quita el pie del puesto de frutas y verduras improvisado”, dijo Gabriela.
A pesar de tener tan poco, cuando se hizo amigo de Gabriela, este hombre trabajador le obsequió maíz y verduras. Muy pronto, Gabriela se lo agradeció organizando esta campaña de donaciones.