Los padres de Madison Gulliver, de siete años, han querido compartir en los medios de comunicación la amarga experiencia que han sufrido para ayudar a prevenir a otras personas.
La familia estuvo de vacaciones en Egipto, todo marchaba con normalidad para Martin de 50 años, su esposa Sylvia de 43, su pequeña hija Madison de 7 y Sebastián de 9 años.
Durante las vacaciones Sylvia se vio afectada por una infección en su vesícula biliar y tuvo que estar en el hospital durante dos días, afortunadamente se recuperó tras seguir las recomendaciones médicas respecto a su tratamiento y descansando.
Martin, se hizo cargo de los dos niños, y como compensación por su buen comportamiento quiso premiarles aprobando que se pusieran un tatuaje de henna para lucir algo típico de la localidad que estaban conociendo.
Si su padre Martin hubiera conocido las peligrosas consecuencias no lo habría permitido, pero confió en que era algo completamente inofensivo.
El servicio del tatuaje se lo ofrecieron en el hotel cuatro estrellas donde se estaban hospedando. Cuando comenzaron con Sebastián, el niño se quejó de inmediato y retiraron el patrón de su piel. Madison lucía tranquila, parecía no molestarle nada.
De pronto, la niña se quejó de tener picazón en el área del tatuaje y aparecieron en su piel ampollas muy dolorosas.
La menor fue trasladada a un centro de salud y removieron el tatuaje para descubrir severas quemaduras en su brazo. El tinte de los tatuajes de “henna negra” puede contener niveles muy altos de tinte químico tóxico que está contraindicado para usarlo en la piel. La pasta empleada para este tipo de tatuajes tiene un componente llamado parafenilendiamina (PPD).
El padre de Madison dijo que “Ella tendrá cicatrices de por vida, el tatuaje se lo hicieron en el hotel y aseguran que es una reacción de su piel que no está relacionada con el material que utilizaron”.
“Nosotros desconocíamos los peligros de este material y deberían tener folletos informativos, no deberían utilizar productos químicos en los niños”.
Queremos transmitir el mensaje a otras personas para que nunca permitan que sus hijos se coloquen este tipo de tatuajes.
Los médicos le administraron a Madison esteroides para tratar la zona afectada, le aplican además ampollas en los dedos. Pero no había mejoría así que fue remitida con médicos especialistas en quemaduras del Hospital Salisbury District.
“Empezamos a entrar en pánico. Nunca lo habían visto antes y los médicos intentaban tratamientos diferentes que no tenían resultado”, comentó el padre de Madison.
Finalmente, los médicos analizaron una muestra del líquido que se filtraba de las ampollas y descubrieron un nivel de PH muy alto que confirmaba que la niña había sufrido una quemadura química.
Removieron las ampollas para poder tratar la piel quemada que había debajo, “Ellos pensaron que podían empapar las ampollas y frotarlas, pero no se podía porque eran muy gruesas, así que tuvieron que cortarlas”.
Actualmente Madison está en una unidad de cuidados especiales y debe usar un vendaje de presión por lo menos seis meses para disminuir las cicatrices en su brazo.
Finalmente, el hotel se disculpó y aseguró que no ofrecería más el servicio de tatuajes a través de un correo electrónico que Heike Moursy, gerente de relaciones públicas de Fort Arabesque Resort, Spa & Villas envió a la familia. El mensaje decía:
“En nombre del propietario del centro de estética nos disculpamos por el incidente que sucedió con su hija. No queremos que nadie tenga esas horribles reacciones en el futuro así que nuestro Gerente General, el Sr. Max Shoukry conversó con el dueño del centro para detener la oferta de los tatuajes de henna. Sabemos que esto no contribuye con la situación de su hija, pero deseamos que se mejore pronto”.
Afortunadamente la pequeña Madison está evolucionando positivamente, pero el desenlace pudo ser fatal. Es muy peligroso tener contacto con PPD, las reacciones alérgicas incluso pueden aparecer años más tarde.
Se pudo conocer a través de los medios de comunicación el caso de una mujer británica llamada Julie McCabe, que murió en el 2012 tras sufrir una reacción alérgica a un tinte de pelo que había utilizado antes.
Se investigó el caso y comprobaron que pudo ser un efecto del tatuaje de henna que se había aplicado cinco años atrás en uno de sus viajes.
Es muy importante ser preventivos, la irresponsabilidad de algunas empresas puede costarle la vida a gente inocente que confía en su buen servicio y su compromiso por ofrecer materiales de primera calidad sin ningún riesgo para los clientes.
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