Desgraciadamente, las historias de dueños despreocupados y maltratadores aún no acaban, frecuentemente sabemos de animales que han pasado gran parte de su vida siendo abusados y viviendo una real pesadilla.
En los últimos tres años, Mali, una macaco que fue apartada de su madre al ser vendida como mascota cuando vivía en Tha Kahm, una ciudad de Tailandia, fue obligada a estar atada a un árbol frente a la casa de su dueño.
Además de pasar día y noche con una soga en el cuello que la unía al árbol, también la obligan a usar vestidos de niña o ropa para bebés.
La pobre Mali tampoco recibía la alimentación correcta, sus dueños pocas veces le daban comida, mientras que los transeúntes siempre le daban helados y dulces, una dieta que la mantuvo con vida pero que no era adecuada para ella.
La vida tan estresante y solitaria que llevaba provocó que atacara a su dueño en enero de este año, Mali mordió al hombre que era su dueño. Por esa razón, uno de los familiares llamó a Wildlife Friends Foundation Thailand (WFFT) para que le quitaran el mono.
La WFFT indicó que los ataques a sus dueños son bastante comunes en los animales salvajes que son tratados como mascotas y mucho más si no se le brindan los cuidados necesarios para que el animal esté en un ambiente sano y estable.
«Declararon que Mali estaba deprimida y que querían un mejor hogar para ella. Anteriormente le habían administrado dos inyecciones anticonceptivas humanas para tratar de calmarla o hacerla menos agresiva”, informó uno de los representantes de la WFFT.
Afortunadamente, después de pasar tres años siendo tratada como un bebé humano, el 24 de enero Mali llegó al centro de rescate para iniciar una revisión veterinaria que la mantuvo en cuarentena por tres semanas.
Pero el dueño de Mali no estaba de acuerdo con entregar a su ‘mascota’ así que, mientras Mali estaba en el período de cuarentena, en el cual debe estar lejos de los humanos para climatizarse con los demás monos, el señor invadió la propiedad del santuario y llevó con él leche, helado y dulces, además se acercó para abrazarla.
Los rescatistas dicen que en la cuarentena es el momento preciso para que los monos aprendan a ser monos nuevamente.
Para evitar otro encuentro, a Mali la enviaron a un nuevo santuario con otros 19 monos para compartir y el antiguo dueño volvió a acercarse con los mismos alimentos, causando que los demás monos se sintieran celosos y le hicieron daño a Mali.
Sin embargo, con el tiempo y sin más interrupciones de su antiguo dueño, a Mali le está yendo muy bien y se está calmando cada día, cuentan sus cuidadores.
Se espera que pronto la pequeña monita vuelva a sentirse mejor y pueda compartir con todos los monos de su santuario.
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