La salud es uno de los dones más preciados y cuando carecemos de ella definitivamente no hay nada que nos de la felicidad, peor aún cuando las necesidades económicas se suman y el pasar a la otra vida parece estar más cerca de lo que quisiéramos. Es el calvario por el que vive Laura Patricia Ramírez López desde hace 23 años.
Laura es una mujer de 44 años de dad originaria de Villa Juárez, México.
Desde una cama y con mucha dificultad para moverse, conectada a oxígeno las 24 horas del día, pasa sus días mientras le hace frente al lupus y a varios tipos de cáncer que ni siquiera recuerda bien a qué órganos le afectan.
Su inspiradora historia se hizo viral después de que varios medios se acercaran a su humilde vivienda y conocieran de primera mano todo lo que esta impresionante mujer ha tenido que vivir.
Ni su estado de salud tan delicado ha sido obstáculo para que saque adelante sola a sus hijos, y ahora se siente orgullosa de que dos de ellos han podido ya terminar sus estudios universitarios mientras ella trabajaba como operaria.
Un trabajo en condiciones tan deplorables según lo contó en una entrevista, que le pasó la peor de las facturas: un lupus galopante, que además hizo que todo su cuerpo se descompensara desencadenando en el cáncer, 7 infartos y 7 cirugías de riñón, que actualmente ya no le funciona.
Su hijo es quien cuida de ella noche y día, mientras va de aquí para allá entre hospitales y postrada en cama. Es por eso que al ver que por su culpa él no había podido ejercer su profesión llegó a un terrible extremo.
“En abril quise quitarme la vida, ya no quería que mis hijos siguieran sufriendo”, relató Laura.
A sus otras dos hijas las envió a vivir con un familiar cercano para que pudieran concentrarse en sus estudios: a una de ellas le falta un semestre para culminar la carrera de Comunicaciones e Informática; y la más pequeña, de 14 años de edad, le falta terminar la secundaria como alumna destacada que ha sido hasta aquí.
Con este panorama tan desolador y al ver que le queda poco tiempo de vida, Laura todavía tiene solamente un gran sueño y es ver a su hija menor vestida de quinceañera y hacerle una celebración por todo lo alto.
Sin embargo, es consciente que no sabe si llegará a verlo hecho realidad por su salud, y porque no dispone del dinero. Es por eso que ha decidido tocar corazones para que alguna alma bondadosa le preste un vestido para su hija, le donen una tarta y la cena para 100 personas a las que quiere invitar su hija.
Laura ha dado todo por sus hijos, ahora solo quiere cumplir un sueño antes de partir. Compartamos esta noticia para que se haga realidad. Este es el teléfono que ha facilitado en México para quien quiera ayudar: 667-302-1735.