El párroco de la iglesia de San José, en la Coruña oficiósin mayor sorpresa el bautizo de un joven llamado Mario, hijo de inmigrantes protestantes ingleses a mediados del año 1901. El mismo manifestó su deseo de convertirse al catolicismo. Al poco tiempo, en el mes de junio,se celebró el matrimonio del joven con Marcela, la chica con la que llevaba conviviendo ya algún tiempo.
Hasta aquí, resulta ser una historia más. Sin embargo, apenas celebrada la boda, la pareja decide salir a dar un paseo y tomarse una fotografía que conmemorara tan trascendente evento.
Durante ese paseo, varios vecinos de la ciudad gallega reconocieron en Mario el rostro de Elisa, la joven maestra que vivía en la misma casa con Marcela. Allí estalló el gran escándalo que cruzaría el Atlántico.
Marcela Gracia Ibeasy Elisa Sánchez Loriga se habían conocido a mediadosde 1880 en La Coruña donde ambas estudiaban docencia, allí surgió el amor entre ambas mujeres.
Relación que quedó inmortalizada en la novela “Marcela y Elisa, más allá de los hombres”, escrita por Narciso de Gabriel, publicado en gallego en 2008 y traducido al castellano en 2010.
Al graduarse, ejercieron la carrera en diferentes poblaciones de la provincia y al poco tiempo decidieron casarse. Después de celebrada la boda, volvieron a Dumbria, ciudad donde trabajaba Marcela. Allí estalla el escándalo, pues ya durante el trayecto algunos pasajeros reconocen a Elisa.
Comienza el hervidero de rumores, se le reclama a la pareja retornar al pueblo donde antes habían vivido como mujeres y la prensa comienza a hacerle un intenso seguimiento al caso, trascendiendo no sólo al resto de España, sino también a Argentina, Francia y Bélgica.
Ante la presión, la joven pareja decide mudarse a Oporto, ciudad portuguesa donde Elisa adopta el nombre de Pepe y se establecen bajo la apariencia de un matrimonio heterosexual. Pero poco duró la tranquilidad en tierras lusitanas para ambaspues a los dos meses son detenidas y encarceladas a petición deEspaña.
Se genera entonces todo un movimiento de solidaridad hacia las dos mujeres y ante la solicitud de extradición se les hace un juicio en territorio portugués. Resultan absueltas de los cargos señalados y antes de ser devueltas a su país, deciden huir nuevamente. Esta vez hacia Argentina.
En el país sudamericano, cambian nuevamente de identidad, haciéndose llamar Marcela, Carmen; y adoptando Elisa el nombre de María. Allí se dedican a labores de servicio doméstico.
Llama poderosamente la atención el hecho de que al llegar a Argentina Marcela lleva consigo a una niña nacida a escasos seis meses de haber contraído matrimonio con “Mario”.
¿Habrá sido la inminente llegada de la chiquilla la razón de la intempestiva ceremonia nupcial? ¿O acaso el embarazo habrá sido una forma premeditada de tener descendencia buscada por la pareja?
Lo cierto es que Elisa también trajo cambios, no sólo de nombre, sino a su vida. En Argentina, contrajo matrimonio con un hombre de origen danés con el cual se negó a consumar su matrimonio.
Ante las reiteradas negativas por parte de Elisa, fue sometida a exámenes médicos que determinaron su absoluta normalidad y capacidad para llevar una vida marital plena, lo cual llevó a su marido a indagar sobre el pasado de su esposa, enterándose del escándalo que tuvo como marco La Coruña.
La historia parece haberse detenido en este punto. No se supo más nada de Marcela y su hija. Se desconoce el destino de la relación de Elisa y su esposo danés.
Lo cierto es que este par de mujeres fueron precursoras del matrimonio homosexual y su caso sigue llenando de asombro y perplejidad a todo aquel que lo conoce.
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