En nuestro recorrido por la vida siempre habrá adversidades que tendremos que enfrentar, algunas más duras que otras. Pero detrás de cada experiencia negativa y de cada obstáculo siempre habrá una lección que aprender.
Todos venimos a dejar una huella en el mundo, depende de nuestra actitud y voluntad de ser felices la forma en la que seremos recordados. Hay personas que con su ejemplo se convierten en una inspiración para salir adelante.
María Constanza Orbaiz una mujer que desde muy pequeña tuvo que enfrentar muchos retos pero que hoy en día es una prueba de que todos podemos superar cualquier obstáculo.
Durante su nacimiento, sufrió un paro cardiorespiratorio y tan solo doce horas más tarde sufrió otro más; la falta de oxígeno sobre todo en este período tan delicado e importante puede causar lesiones muy graves y Constanza no fue la excepción, ya que está crisis le generó parálisis “cerebral cuadriparésica por hipoxia”, según los diagnósticos exactos de los doctores.
Y a pesar de que no se podía calcular los niveles de daño que presentaría la pequeña, el diagnóstico no fue muy alentador.
Sin embargo, esto no fue una traba para su familia ni para ella ya que paso a paso fueron luchando contra esta enfermedad y fueron ganando terreno. Aunque no fue fácil ni rápido, logró aprender a caminar a los siete años y para conseguir hacerlo por sí sola, sin ayuda de una andadera, tuvo que esperar hasta los doce.
Definitivamente no fue un camino sencillo, pero colocándose metas a corto plazo fue expandiéndose lentamente. María ha hablado mucho sobre su infancia y lo importante de ser tratada como una niña durante este periodo tan importante de vida.
De pequeña, en el jardín de infantes, no podía unirse a los otros niños en sus juegos y carreras, pero cuenta que estar ahí y poder ser parte de ellos, aunque solo fuera observándolos, reírse y gritar la hizo sentirte integrada en ese grupo.
Pero a medida que iba creciendo las diferencias se hacían un poco más notorias, pues al llegar a la primaria el nivel de aprendizaje no es el mismo; a nivel intelectual se encontraban igualada al resto de los niños, pero las discapacidades motrices empezaron a dificultarle mantenerse al ritmo de los demás.
Mientras sus compañeros ya aprendían a escribir, ella todavía tenía que aprender a movilizarse y, por supuesto, era un esfuerzo mucho mayor, además tampoco podía asistir todos los días a la escuela.
Después llegó la secundaria que, contra todo pronóstico, logró superar; aunque al comienzo tuvo que nivelarse, pues los otros adolescentes estaban un poco más adelantados que ella.
Constanza sabía que no era super poderosa ni nada parecido, pero nunca quiso negarse la oportunidad de aceptar un desafío y de superarse como persona. Eso no quiere decir que adaptarse a su nuevo entorno le fuera tarea fácil pues para ese entonces era más difícil la aceptación de los adolescentes a personas discapacitadas y no se conocía del tema tanto como hoy he día.
Ese fue el principal motivo por el que terminó la secundaria en un colegio para adultos a pesar de no haber repetido ningún año pues era mejor para su adaptación, pero ese no fue un impedimento para María. Ella era una mujer de retos.
Incluso, una vez le dijo a su transporte escolar que sus padres la pasarían buscando en la escuela, así ella podría regresar a casa por su cuenta en colectivo; ese día tuvo un sentimiento de libertad e independencia que le hacía falta.
Al llegar a casa, le contó a su madre, la cual se sintió muy preocupada, pero finalmente llegaron al acuerdo de que podría hacerlo con más frecuencia.
Ahora Constanza ya había superado todos estos retos, pero le faltaba uno grande: la universidad. Este fue un momento bastante difícil pues había perdido un poco su motivación y su característica alegría faltaba. Ya habían sido muchos caminos cuesta arriba.
Primero intentó estudiar educación especial, pero no logró conectarse con la materia; por lo que optó por Psicopedagogía, esta vez poco a poco, pero asegura que su momento crucial fue en su examen final de Psicología Evolutiva.
Después de exponer, a la profesora le llegó la pregunta del millón: “¿Qué vas a hacer cuando te gradúes?”, preguntó su profesora y, a pesar de que solo estaba a mitad de carrera y todavía no estaba muy segura de su futuro, María contesto: “Me gustaría trabajar con chicos con parálisis cerebral”.
Sin embargo, la joven no se esperaba la respuesta que recibió de su profesora: “Te voy a pedir un favor: que te dediques a eso, que lo hagas, porque puedes ayudar mucho”.
Esta fue la luz al final del camino que ella necesita, pues por primera vez se trazó un reto a largo plazo que la llenaba de esperanza e ilusión; después de haber pasado toda su vida luchando paso a paso, por primera vez veía un futuro lejano, pero brillante.
Sus pasantías, las realizó en una escuela común donde fue bien recibida, pero faltaba algo importante, faltaba la chispa; por lo que, después de pensarlo bastante, María se dio cuenta que tenía que crear su propio espacio.
Esto fue lo que dio pie a “Desde Adentro”, una plataforma para poder compartir con padres, alumnos y colegas, donde podía exponer su punto de vista durante todo su proceso educativo pues, a pesar de estar haciendo sus pasantías, tenía toda una vida de experiencias por compartir.
Hoy en día, Constanza ha recibido premios como el BIENAL ALPI y el premio TOYP (Ten Outstanding Young Persons), ambos se otorgan a personas que destacan por sus logros personales, así como por sus crecimientos laborales; además, da talleres de capacitación en su proyecto Desde Adentro y también charlas.
Durante todo este proceso, María ha hablado de la importancia de fijar la vista en lo que se pueda, pues no se puede construir donde no puedes ver, y asegura que: “Trabajo pensando formas para que otros puedan”, pues gracias a sus vivencias puede dar un punto de vista desde la experiencia.
Ella menciona con insistencia la importancia de tratar a los chicos como tales, el cual fue un punto crucial en su vida, pues sus padres siempre respetaron y apoyaron sus horas de juego. Incluso cuando terminaba con las rodillas y manos raspadas después jugar a gatas por sus discapacidades motoras un partido de futbol con sus vecinos.
Los chicos después de la escuela tienen fútbol, danza, jockey. Pero los chicos con discapacidad tienen terapia”.
Dice que esto deja una marca en la vida de un niño, mientras sus amigas jugaban a que las muñecas iban al parque, las muñecas de Constanza tenían terapia.
También menciona que hay que crear un ambiente “valorando la diversidad como parte de lo cotidiano” y que se debe dejar de encasillar a una persona discapacitada según su enfermedad, dando diagnósticos iguales a casos que son diferentes, pues cada persona tiene distintos retos y miedos, no se puede tratar con un tratamiento genérico.
También agrega que hace falta “generar contextos más flexibles” para que las personas con discapacidades puedan ser y hacer según su manera, sin necesitar parecerse a nadie para poder ser incluidos.
Pero lo más importante que resaltó al final de una de sus charlas fue:
No somos pobrecitos, ni tampoco somos angelitos, no somos especiales. Especiales son las pizzas. No tenemos capacidades diferentes, capacidades diferentes tienen un balde y un vaso. Somos personas con discapacidad. Personas”.
Te invitamos también a ver una de sus charlas completas, la cual realizó en una TEDx Talks:
Existe una gran posibilidad de que conozcas a una persona con discapacidad y esperamos que con esta historia hayas podido entenderlos un poco más. Sus vidas suelen ser más complicadas debido a sus discapacidades, pero ellos solo quieren ser aceptados dentro de la sociedad como lo que son: Personas.
Haz llegar esta información a tus conocidos y ayúdalos a entender a los demás.