El amor verdadero no tiene límites, así lo demostró Mercedes Mastandrea, cariñosamente llamada Mechi, una mujer que se enamoró de alguien al que le quedaba poco tiempo de vida.
A pesar de que el pronóstico de Pedro Colombo era devastador, ella no se negó a empezar una relación amorosa y formar una familia. Cuando lo conoció, habían transcurrido ocho semanas de una operación en la que le sacaron un tumor que pesaba casi 3 kilos tras haberlo diagnosticado con cáncer de riñón.
La cirugía fue muy compleja, el tumor abarcaba varios órganos, sufrió una hemorragia y casi tiene un desenlace fatal.
Muchas personas le advertían que no tuviera una relación con él porque pronto moriría, pero una de sus amigas le dijo que no tenía nada que perder, Mechi se había enamorado a primera vista de Pedro.
Ella era divorciada, a sus 47 años y con tres hijos no esperaba volver a enamorarse. Pedro, de 52 años, también se había divorciado y tenía tres hijos.
En marzo de 2014 Pedro invitó a Mechi a salir, desde ese día no se separaron jamás.
“Sabía lo que le podía pasar, y tenía miedo de que yo saliera muy lastimada”, dijo Mechi.
“Cuando lo conocí, Pedro estaba muy bien. Pero el tumor había llegado tan lejos que por algún lado podía volver a aparecer. Así que yo, de alguna forma, siempre supe que era un amor con fecha de vencimiento”, relató ella.
Habían cumplido un año de relación cuando Pedro sufrió una infección que casi le cuesta la vida, estuvo un tiempo en coma inducido. Él dijo a ella que cuando entrara a verlo, aunque estuviera dormido la iba a sentir, que usara el perfume que le había regalado «La Vie est Belle» («La vida es bella»), de Lancome y se mantuviera fuerte.
Un mes después recibió el alta médica, tal como se lo había prometido a Mechi, había logrado ganar esa batalla.
Ella lamenta que mientras luchaban contra esas adversidades sus seres queridos le decían que ya le habían advertido que iba a sufrir. Mechi valoraba cada pequeña cosa de la vida desde que estaba junto a Pedro y sabía reconocer la importancia de aprovechar cada segundo.
“Actúas diferente cuando sabes que tu amor tiene fecha de vencimiento”, dijo ella.
En 2017 el cáncer había regresado, Pedro tenía un tumor en la columna. Pedro le preguntó a Mechi qué haría cuando él no estuviera, ella respondió: “No voy a volver a enamorarme porque ya he conocido al amor de mi vida. Aunque haya durado poco tiempo, tenía suerte de haber conocido al amor de mi vida”.
A comienzos del año 2019 Pedro casi no podía moverse, su vida se desvanecía, pero se aferraba a ella por Mechi. Los médicos, familiares y amigos le decían a ella que lo visualizara transitando un camino hacia el más allá y lo dejara irse.
“Voy a estar bien, vete tranquilo”, le dijo ella para despedirse en medio de su agonía.
Pedro le pidió un último deseo a Mechi, que escribiera un libro, y ella le pidió que le avisara cuando llegara al cielo. La última noche que pasó con vida le pidieron a una enfermera que arreglara la cama para que pudieran dormir juntos.
Cuando estaban a punto de cumplir cinco años de relación Pedro falleció, él mismo eligió la ropa que usaría en su último adiós, no quería nada negro. Usó un pantalón claro con una camisa rosa, pidió que sirvieran anís en su funeral, su bebida favorita.
Además, quería ser sepultado cerca de un banco y un pino para que Mechi pudiera sentarse a leer en ese lugar.
Mechi le pidió que le hiciera saber que estaba bien con alguna señal, que el jazmín floreciera antes o que se encontrara alguna mariposa. Y así fue, las flores no paraban de crecer, y se encontraba mariposas por todas partes.
Ella escribió un libro titulado “Pedro, pedazo de cielo”, como un homenaje para el amor de su vida.
“Muchas noches lloro abrazada a su almohada, mi relación con pedro me hizo más fuerte, mejor persona así que por supuesto que viviría todo de nuevo. Yo no tengo ninguna duda de que se puede ser feliz al lado de alguien que se está muriendo”, relató Mechi.
Su emotiva historia de amor ha conmovido a miles de personas en las redes, Mechi ha inspirado a muchos con su testimonio, no te vayas sin compartirlo.