Este es uno de esos casos que nos estremece el corazón, y nos demuestra el lado más crudo de la violencia de género que atenta contra la vida de muchas mujeres alrededor del mundo de la manera más cruel. Hoy conmemoramos la historia de Megan, una adolescente que se enfrentó a una verdadera pesadilla.
Megan Hoyle, de 14 años, le envió un mensaje a su amigo en el que le pedía perdón por la decisión que había tomado: suicidarse.
La joven chica le escribió a su amigo que:
Si estás leyendo este mensaje, entonces es demasiado tarde y lo siento, lamento haber roto mi promesa y lamento no ser lo suficientemente fuerte. Siento haberte decepcionado cuando estabas asustado, pero estaba rota. No llames a nadie, no llames a una ambulancia, solo deja que me tome las píldoras y me vaya en paz”.
La joven se quitó la vida en su casa en Blackburn, ciudad inglesa del condado de Lancashire; Megan ya le había comentado a su amigo que su cuerpo, mente y alma estaban destruidas después de la agresión sexual que fue víctima cuando tenía 12 años.
Megan no logró superar la agresión sexual por parte de un chico de 17 años cuando ella sólo tenía 12, situación que le había afectado gravemente. Después de esa desagradable y traumática experiencia nada volvió a ser igual para ella, su autoestima y su personalidad estaban devastados.
Y todo empeoró debido una simple apelación en que redujeron la condena de su agresor, así que la joven se sintió asustada y decepcionada, pensó que el violador se había “salido con la suya” como muchos hombres que, de hecho, cometen actos como este y quedan en total impunidad ante la ley. Megan creyó no podía lidiar con ello.
En su último mensaje ella le pide perdón a sus amigos y familiares, sobre todo a sus tres hermanos. Una de las disculpas decía:
Perdón a quien encuentre mi cuerpo, lo siento por las personas que voy a dejar atrás y perdón a la gente a la que le va a doler esto”.
Añadió un comentario para el atacante:
Dile que él [el agresor] es la razón por la que me he ido. Perdón a mi madre, ella era como yo. Dile a mis amigas que lo siento, mis hermanos que siempre serán increíbles incluso aunque se peleen».
El mensaje al amigo dan un giro cuando Megan le confiesa su amor.
Me enamoré de ti, Christopher Cozens, el 9 de diciembre cuando me besaste por primera vez delante de mi casa. Me enseñaste a amar a alguien que no era yo, para siempre. Yo te quería más que a la vida misma. Tú tenías tus demonios y yo también, pero era felicidad de una vez».
Megan era considerada una chica vibrante, guapa, y divertida, era muy querida por todos. La persona que la encontró en el suelo después de la ingesta de las píldoras fue su madre.
Megan fue trasladada del Hospital General de Blackburn al Hospital Infantil de Sheffield, donde permaneció en la unidad de cuidados intensivos hasta que su familia tomó la decisión de apagar su máquina de soporte vital.
También dieron permiso para donar los riñones, los pulmones y el hígado de Megan, que afortunadamente, han salvado la vida de cuatro personas.
El médico forense de Megan dijo que su muerte le había afectado profundamente, añadiendo que ella era una «chica muy inteligente». La madre de Megan, Wendy Charnley, le dijo a la audiencia de Blackburn:
Antes del ataque, Megan estaba feliz, llena de vida y vibrante». Pero después de eso, estaba muy retraída y enfadada. Además, desde el juicio tampoco le iba bien en el colegio».
La madre añadió que minutos antes de que se quitara la vida, «Fui a verla a su habitación. Dijo que tenía un dolor de cabeza y que estaba enferma así que le dije que se fuese a la cama a dormir porque se sentiría mejor después de descansar un poco».
Ella ya estaba recibiendo ayuda profesional, pero después de la sentencia reducida, se sintió decepcionada. Se lo había contado todo a la Policía y, sin embargo, parecía que su agresor se salía con la suya.
Christopher Cozens, el amigo de Megan, llamó al padre de la chica apenas leyó los mensajes y el padre de Megan llamó a su esposa contándole que había recibido un mensaje y pensaba que algo podría haberle sucedido a Megan.
Megan me dijo que ella no lo estaba haciendo bien en el colegio y que estaba preocupada porque iba a suspender sus exámenes. Aunque ella no explicó lo que iba a hacer, dijo cosas como hacer algo para que todos los problemas desaparezcan».
Es lamentable tener que compartir noticias tan tristes; y peor aún saber que son una realidad que no sólo vivió esta chica, sino que la viven miles en el mundo. Los tribunales y las personas en general deberían entender que la violencia de género es algo que destruye a la persona por dentro y que es algo con lo que tendrá que vivir el resto de su vida.
Es por eso que muchas de estas chicas realmente piensan que “es mejor haber muerto, que sufrir todo el dolor” y al verse en una situación tan difícil (delante de una corte, o en el silencio de su habitación) deciden quitarse la vida y acabar con todo el sufrimiento.
Como padres, hermanos, amigos y como sociedad, tratemos de que más personas tomen conciencia de esto y críen a sus hijos de buena manera, con buenos valores, respetando lo que no es suyo.
Megan ya salvó a cuatro personas, haz que su historia llegue a más gente para que tomen conciencia de lo difícil que es pasar por todo esto.