Meghan Markle y el príncipe Harry, indudablemente han pasado días llenos de intensas emociones, pero también de sentimientos encontrados, repletos de recuerdos que les han hecho recordar quiénes fueron y lo que dejaron.
El duque y la duquesa de Sussex emprendieron un viaje a Londres para cumplir con varios compromisos, sin imaginar que coincidiría con la partida al cielo de la monarca que para todo el pueblo británico, y para la familia real, parecía eterna.
Por un capricho del destino, o porque así estaba escrito y así tenía que suceder, Harry y su esposa pudieron estar presentes en los momentos cruciales en los que el luto profundo ensombreció los corazones de los Windsor.
Aunque, a decir verdad, su valentía por haberse atrevido a ir en contra de la Corona, ser fieles a su esencia, y decidir renunciar a sus deberes reales, les ha pasado factura; más de lo que hubieran imaginado.
Pues, poco a poco, han ido saliendo a la luz los desplantes que Harry y Meghan fueron recibiendo a lo largo de estos días. Desde el claro último deseo de la reina Isabel II de dejar por fuera de su millonaria herencia de joyas tanto a Meghan como a su hija Lilibet, hasta el desaire de ser los duques de Sussex los únicos no invitados a la recepción estatal que ofrecía el palacio de Buckingham el pasado domingo, por ser «reales que no trabajan».
Sin embargo, se los pudo ver junto al rey Carlos III y al resto de la familia real, en el último adiós a la reina en la Abadía de Westminster. Un histórico funeral de Estado al que acudieron más de 2.000 personas.
Pero, ciertamente, el mundo entero ha posado su mirada en ellos. Quizás al ser Harry el hijo pequeño de la «Reina de Corazones», y quien nos recuerda a ella, y por ser Meghan la mujer que le ha devuelto la felicidad y la sonrisa, todos guardan una cierta simpatía, y ternura hacia la pareja.
Meghan sabía perfectamente que sería el centro de las miradas, y eligió un look bastante elegante, sofisticado, de negro entero, con una pamela de ala ancha, que a ratos le permitía esconder los sentimientos que la embargaban.
A ratos se la pudo ver bastante seria, cabizbaja y meditabunda, pero no fue sino hasta el crucial momento del servicio religioso, cuando definitivamente no pudo contener la emoción y rompió a llorar.
Meghan se emociona al despedirse de la reina y le rinde un especial homenaje
Meghan ha protagonizado escenas que han desconcertado a todos los presentes y a la prensa internacional. Ella ha demostrado que es un ser humano ante todo, y que a pesar de todas las polémicas, los desencuentros, los resentimientos, los desplantes, los racismos y las batallas, Isabel II era «la reina», una mujer intocable, y la verdadera columna vertebral de toda la familia.
Las lágrimas de Meghan no han podido pasar desapercibidas, y distintos medios internacionales ya se han hecho eco de esos momentos tan emotivos y genuinos por parte de la duquesa de Sussex.
Además, Meghan sorprendió rindiéndole un precioso homenaje a la reina fallecida, pues lució un par de aretes colgantes de perlas y diamantes que la monarca le regaló.
Así también ha llamado mucho la atención su maquillaje intenso, incluso el uso de pestañas postizas, y sus cejas gruesas y definidas, pero siempre resaltando su piel luminosa y fresca, tan característica suya.
Tras el funeral de Estado en la abadía de Westminster, todos emprendieron rumbo al castillo de Windsor, donde le dieron el último adiós a la reina en la capilla de San Jorge. Allí acudió toda la familia real británica, miembros de la realeza y algunos integrantes del personal.
Sin duda, momentos muy emocionales para quien fuera la protagonista de Suits, pues al regresar al lugar donde se casó con el príncipe Harry, en esa misma capilla, hace 4 años ya, es evidente que muchos recuerdos tuvieron que removerse en su interior.
Los duques de Sussex, que tienen fijada su residencia en Estados Unidos, confirmaron que van a permanecer en Londres hasta el final del luto por el fallecimiento de la reina Isabel, que terminará siete días después del funeral.
Las lágrimas de Meghan nos hacen pensar que el príncipe Harry está junto a una mujer de carne y hueso, que ama y siente, y que sin duda, la princesa Diana desde el cielo, acepta, quiere y bendice.