La situación que se vive a nivel mundial por la pandemia del COVD-19 es en extremo difícil, la economía se ha visto menguada. Una familia en México ha quedado sin empleo, no tiene nada que llevar a la mesa, y el hijo decidió ayudar vendiendo las cosas que más aprecia.
Luis Ángel es un niño de 11 años que cursa el quinto grado de primaria y vive con su madre y abuelo en una habitación en Los Reyes- La Paz, en el Estado de México. Su mamá vendía flanes que ella misma elaboraba, pero las ventas fueron disminuyendo por la medida de aislamiento social implementada en su Estado.
Su sueño es hacerse militar, quiere llegar a ser parte de las fuerzas armadas y de esa manera poder ayudar a muchas personas, y por sus notas no hay duda de que podría, es un excelente estudiante con un índice académico sobresaliente.
Pero a su corta edad el pequeño Luis se empezó a dar cuenta de que en casa ya no había gas ni alimentos para poder alimentarse. Y no le quedaron más alternativas que salir a la calle a tratar de vender sus juguetes que tanto valora para poder llevar algo de comer a casa.
“Mi mamá y yo no teníamos para comer, vi todos mis juguetes y le dije que fuéramos al centro a intercambiarlos por alimentos o por dinero, lo que quisieran darnos. Mi mamá primero me dijo que no, pero después la convencí y de ahí empezamos a venir”, dijo Luis a un medio de comunicación local.
Así fue como le pidió a su madre de que lo llevara a la calle Frontera en la alcaldía Cuauhtémoc en una transitada esquina de la colonia Roma, y se sentó en el piso colocando ordenadamente sus juguetes con los que se divirtió tantas veces. Lo único que pide es que le den algo de comida para llevar a su familia.
Luis Ángel sabe que al desprenderse de sus objetos de juego será muy difícil reponerlos y eso lo pone muy triste, para él no hay Reyes Magos, ni regalos de Navidad. Ha comentado que para poder obtenerlos de nuevo tendrá que trabajar muy duro y comprárselos el mismo.
“Mi mamá, mi abuelito y yo vivimos solos. Y a mí nadie me quiere”, expresó el niño con tristeza.
Susana Martínez, la madre del pequeño, lo acompaña mientras espera que alguien se compadezca y los ayude con algún alimento a cambio de algún muñequito o carrito. No les ha quedado más remedio que comer tortillas con sal todos los días, y se encuentran de manos atadas ante la cuarentena.
“No tenemos dinero, no tenemos ni para comer y venimos a buscar trabajo y no, la verdad no hay trabajo ahorita, y lo que queremos es que nos apoyen con algo, lo que sea, les daremos las gracias, más que nada por mi hijo que tuvo la idea”, aseguró la mujer.
El caso del Luis Ángel no es el único en México, muchas familias están pasándola mal con la emergencia sanitaria que se vive. Es necesario que los organismos competentes, las empresas y particulares puedan apoyar de alguna manera.
Necesitamos ser más solidarios con las personas necesitadas que nos rodean. Un gesto pequeño puede hacer una gran diferencia.