Muchas personas hacen cualquier cosa por amor, incluso si eso significa dejarlo todo y embarcarse a un nuevo país junto con su amada pareja.
Eso fue lo que hizo Candice, conocida en las redes como “la Guerita”, una mujer estadounidense que dejó a Utah, su ciudad natal, después de que su esposo fue deportado de los Estados Unidos.
La Guerita no se arrepiente de haber dejado atrás una vida que podría decirse era más cómoda que la que tiene ahora en la pequeña ciudad de Puebla con su esposo Fidel.
“México me ha desafiado cómo nunca imaginé, pero no me arrepiento de mi decisión de vivir en este país con mi esposo y nuestros dos hijos. Hice lo mejor para mi familia. Mis hijos están felices de crecer con sus padres».
Candice, quien usa otro nombre por razones de seguridad conoció a su esposo en 2007, y desde ese momento comenzaron a enviarse mensajes de texto en español.
“Me gustó mucho desde el momento en que lo vi. Su hermosa sonrisa llamó mi atención, era muy guapo. Me impresionó con sus botas, su sombrero de vaquero y su gran camioneta roja”, dijo.
Después de menos de un año de salir en pareja quedó embarazada de su primer hijo. Diego nació en el 2009 y ellos decidieron mudarse juntos para vivir en familia.
Fidel llegó a Estados Unidos cuando tenía 17 años y durante casi 20 años vivió ilegalmente en el país. Era una situación que les preocupaba, pero nunca puso en peligro la relación de ambos porque su amor era más fuerte.
“Todo el tiempo estuve preocupada de que lo detuvieran cuando fuera a trabajar. Hasta que mi pesadilla se hizo realidad”.
Un día, mientras iba camino al trabajo con un colega un policía le pidió su identificación. Era algo que Fidel había logrado evitar durante años, pero finalmente sucedió.
“Mi esposo no tenía ninguna identificación para mostrar. La policía lo arrestó y se comunicó con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Mi mundo se derrumbó. No sabía qué hacer. La policía me dijo que lo habían arrestado porque pensaban que estaba robando herramientas”.
Se las ingeniaron para casarse en 2016, antes de que ICE se llevara a Fidel para después deportarlo.
“Cuando nos declararon marido y mujer no podíamos abrazarnos. Fue muy triste. Durante la ceremonia de la boda nos separó una barrera de vidrio».
Fidel estuvo detenido en un centro de detención migratoria en Utah durante casi un año. Por más que lo intentaron la deportación siguió su curso y tuvo lugar el 01 de agosto de 2017 cuando Fidel tenía 36 años.
Pasó menos de una semana antes de que Candice fuera a México a visitar a su esposo por 14 días. Sin embargo, en el vuelo de regreso tomó la decisión de irse a vivir al país azteca tras ver llorar a su hijo.
“No quería volver a ver a mi hijo con una expresión tan triste en el rostro”.
En diciembre de ese año se fue a México. Ahora la pareja siente un gran alivio de poder criar a sus hijos en paz sin tener que preocuparse por su estado migratorio.
“Ya no tenemos esa amenaza de deportación sobre nuestras cabezas”.
Nada puede interponerse entre ellos. Afortunadamente esta familia pudo juntarse de nuevo y continuar con su vida.
Es un motivo de alegría que celebramos compartiendo su historia.