Jayney Nascimento pasó la mayor parte de su vida sintiéndose inconforme con sus piernas. Pensó que tenía algunos problemas de peso e intentó hacer ejercicios para mejorar, pero en el 2005 fue diagnosticada con Lipedema.
Se trata de una condición en donde las células grasas se acumulan en sus piernas y glúteos. A pesar de que intentaba llevar una vida saludable, no lograba sentirse cómoda con su cuerpo.
Jayney se sometió a la cirugía con 48 años de edad.
Jayney se negó a utilizar vestidos, faldas o trajes de baños hasta que decidió que una liposucción era la mejor vía. Como no contaba con el dinero, pidió a su madre que le prestara 26 mil dólares.
Se trataba de una suma importante, pero pensó que valdría la pena si lograba mejorar su autoestima.
“Sólo quería esperar y ver mis nuevas piernas delgadas”.
Al finalizar la operación sintió mucho dolor pero pensó que era una consecuencia natural por el procedimiento quirúrgico.
El dolor no hacía más que aumentar, pero Jayney no dijo nada porque no quería preocupar a su hija. Tres días después, Jasmine Nascimiento, de 14 años, la encontró inconsciente en la cama.
“Desperté en el hospital. Pensé que sólo había pasado una hora pero me dijeron que llevaba dos días en coma”.
Una ambulancia la trasladó a Emergencias y allí se dieron cuenta de lo delicado que era su estado. Durante la operación había contraído una infección bacteriana aguda que estaba acabando con su tejido.
La fascitis necrotizante ya se encontraba en un estado muy avanzado y estuvo a punto de perder la vida. Una vez que la indujeron al coma, parecía que la única forma de salvar su vida era amputar las dos piernas.
“Mi pierna derecha no tenía carne. Podía ver mis huesos. Estaban negros y olían mal. Mi pierna izquierda tenía agujeros por todos lados”.
Por suerte, lograron detener la infección pero ya había hecho demasiado daño. Las piernas de Jayney lucían verdaderamente irreconocibles y muy lejos del resultado que tanto había esperado con la liposucción.
La angustiada madre ha tenido que pasar por un largo proceso de shock postraumático y le tomó 3 meses volver a aprender a caminar.
“Mi mayor arrepentimiento en la vida es haberme hecho la cirugía”.
El tiempo ha pasado y Jayney se encuentra rodeada de su familia y seres queridos para poder recuperar la confianza en sí misma. Quiere dar a conocer su historia para que la gente aprenda a reconocer los peligrosos síntomas.
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