Existen madres que, lamentablemente no sienten ese amor incondicional por un hijo, y hay mujeres han demostrado que no es necesario tener un vínculo sanguíneo para amar hasta más allá de la vida a un niño.
Peng Lianqing encontró a Chen Zhixiang abandonado fuera de su casa y sin dudar lo tomó y lo integró a su familia para cuidarlo como si fuera su hijo biológico.
“Mientras esté viva, cuidaré de él”, dijo Peng.
Y así lo ha hecho desde ese día que sus vidas se juntaron en 1978. Han pasado 42 años desde que lo recogió de la puerta de su casa con dos semanas de vida.
Para esta mujer de 73 años ha sido un placer criar a su único hijo, Chen, quien tiene parálisis cerebral y necesita atención las 24 horas.
Ese día Peng pasaba su día libre disfrutando en su casa, cuando de pronto escuchó el llanto de un bebé afuera. Tras abrir la puerta vio a un niño recién nacido acostado con un trozo de papel donde estaba escrita su fecha de nacimiento.
Peng, quien tenía 31 años en ese momento, llevó rápidamente al pequeño al interior de su casa e inmediatamente su esposo y ella decidieron adoptarlo.
“La llegada del niño trajo mucha alegría a nuestra familia”, dijo Peng.
Su historia presentó un revés cuando su hijo fue diagnosticado con parálisis cerebral a los 2 años. Peng llevó a su hijo al médico porque no había aprendido a caminar, los médicos le dijeron que Chen podría no poder caminar o hablar por el resto de su vida.
Su esposo y su suegra le dijeron que llevara al niño a un orfanato, pero ella se negó rotundamente.
“Pensé que él también era un ser vivo y que habíamos vivido juntos durante 2 años. Todos tenemos emociones y sentimientos”, dijo Peng.
Peng cuidó a su hijo con mucha dedicación y lo llevó a recibir atención médica en distintas ciudades. Cada día lo ayuda a bañarse, vestirse, comer, ejercitarse.
Su esposo murió hace 9 años, lo que significa que ella solo depende de su pensión para cuidar a Chen, pero nunca ha dejado de darle amor a su hijo, que ahora tiene 42 años.
Esta gran mujer ha sido galardonada con el título de “modelo moral” por los funcionarios locales después de que ha conmovido a miles de personas en la ciudad por su devoción y entrega desinteresada.
“He experimentado felicidad y dificultades todos estos años, pero nunca me he arrepentido”, dijo Peng durante en la ceremonia de premiación.
Comparte esta gran historia de amor, sin lugar a duda, Peng es una madre ejemplar en todo el sentido de la palabra.