Mikey Barone es un pequeño bebé que ha logrado hacer historia gracias a su determinación y voluntad por sobrevivir. Sus padres, Kristine y Michael llevaban años luchando para poder convertirse en padres. Fueron sometidos a varios tratamientos de fertilidad y enfrentaron el terrible dolor de un embarazo fallido.
Kristine y Michael viven en Nueva York, Estados Unidos.
Después de ese agotador recorrido, Kristine quedó completamente en shock cuando confirmó que después de tantos años había quedado finalmente embarazada y de manera natural.
Los esposos se encontraban más felices que nunca pero cuando llegaron al sexto mes de embarazo las cosas comenzaron a tornarse muy difíciles.
Kristine y Michael tienen 40 y 37 años respectivamente.
Kristine se dirigió a realizarse todos los chequeos del sexto mes y los médicos les dieron la terrible noticia de que debía dar a luz de emergencia por el bien de su salud y la de su bebé. Kristine tenía la presión arterial muy alta y el pequeño Mikey tuvo que llegar al mundo con tan sólo 25 semanas de gestación.
Mikey pesó menos de 500 gramos al momento de nacer.
Mikey nació sumamente débil. Necesitaba de varios aparatos para poder respirar y ser alimentado. Después de varias cirugías los médicos les dijeron que lo mejor sería dejar que el pequeño falleciera en paz. Sus padres no estaban dispuestos a dejar de luchar por la vida de su tan esperado bebé así que se negaron a desconectarlo.
“Todos nos decían que tendría muy mala calidad de vida. Que no llegaría muy lejos. Querían que quitáramos los tubos para respirar”.
Debido al poco tiempo que permaneció en el vientre de su madre, Mikey padece de un trastorno pulmonar obstructivo crónico y debilidad en las paredes de sus vías respiratorias. Toda la situación era demasiado abrumadora, pero sus padres decidieron ir poco a poco y esperar que Mikey lograra mejorar cada día.
“Estamos muy orgullosos de los pequeños pasos que ha logrado dar”.
Desde su nacimiento el 5 de julio del 2017, Mikey Barone ha pasado más de año y medio en el hospital recibiendo constantes operaciones y cuidados intensivos. Su madre lo ha acompañado en cada momento y se niega a pasar una noche fuera del hospital hasta que a su pequeño le den de alta.
“Quedarme con él me ha dado la oportunidad de aprender todo lo que necesito para cuidarlo. Siento que es aquí donde se supone que debo estar”.
Finalmente, después de 545 días en el hospital el pequeño bebé Barone ha logrado enorme progreso y finalmente se irá a casa. Su familia está celebrando lo lejos que Mikey ha llegado después de recibir los peores pronósticos de los médicos.
“Me encantaría ver a los médicos que nos dijeron que debíamos rendirnos con nuestro pequeño”.
Esperamos que esta linda familia disfrute finalmente de la llegada de Mikey a casa y puedan recuperarse de todos esos duros días que pasaron en el hospital.
La fortaleza y valentía de este bebé es esperanzadora, comparte este feliz desenlace.